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El libro que muestra las vidas dependientes de la heroína

SALUD PÚBLICA / ADICCIONES.-

Cuqueando la chiva: contexto del consumo de heroína en la frontera norte de México, es el nombre de la obra.

Las historias en torno de quienes que consumen drogas son innumerables e inimaginables. Las “vidas rotas” de estas personas poco o nada escuchadas por la situación en que viven, cobran voz en un texto elaborado con el objetivo específico de mostrar el tortuoso camino que han recorrido a partir del primer día en que las drogas entraron a sus vidas.

“Cuqueando la chiva: contexto del consumo de heroína en la frontera norte de México”, es el libro que refleja diversos momentos de la vida de los consumidores de esta droga. “Cuqueando la chiva” significa cocinar la heroína. La obra retrata la vida de Tony, la Chola y otras personas cuya historia transcurre en las calles en contextos de violencia estructural y la disputa por los territorios de la droga.

Clara Fleiz, una de las autoras, explica que el libro se basa en una investigación epidemiológica social con una visión antropológica, que tiene el fin de conocer la dimensión y el contexto de consumo de la heroína y otros opioides en la frontera norte del país.

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El comienzo de la adicción.

El estudio realizado para la elaboración del libro, entre muchos otros aspectos, aborda las edades en las que los protagonistas del texto comenzaron a consumir drogas. Muchos de ellos refieren que desde el útero adquirieron la adicción, pues nacen con el síndrome de abstinencia debido a que sus madres ya consumían heroína desde el embarazo.

Aunado a ello, crecen en un entorno con una alta disponibilidad de drogas, pues varios de sus familiares las consumen y se las ofrecen, enfrentándose a adversidades traumáticas desde la infancia hasta la edad adulta, precisa la doctora Fleiz.

        El 17% de estas personas comenzó a adentrarse en el mundo de las drogas entre los 5 y los 11 años; el 70% entre los 12 y los 17 años, y un porcentaje muy bajo en la etapa adulta.

Así, la mayoría de los consumidores son hombres, sólo uno de cada diez adictos es mujer; poco más de la mitad son solteros y alrededor del 11% son casados. La edad promedio es de 40 años en hombres y 33 años en mujeres. Sus trabajos son por lo general en la economía informal desempeñándose como albañiles, lava coches, venden dulces, entre otros. Cerca de la tercera parte tiene un empleo formal.

Una vida sin rumbo.

Otra característica, detalla la autora, es que viven en la calle, terrenos baldíos, bajo puentes, parques, centrales de autobuses, panteones, y otros lugares. Además, muchos son migrantes o han sido deportados de Estados Unidos y por si fuera poco, no tienen acceso a servicios de salud.

Sobre el patrón de consumo, la especialista dice que el 97% de ellos se inyecta heroína cinco veces al día en promedio, en los sitios de consumo llamados picaderos, lo hacen hasta diez veces diarias. Más de la mitad consume sólo heroína, en tanto que 33% consume heroína combinada con otra droga como el cristal.

En este contexto, existen importantes riesgos para la salud. En primer lugar y la más común es sobredosis, también la dependencia a opioides, daños a la salud física tales como enfermedades del corazón, infecciones gastrointestinales o en vías respiratorias y tuberculosis.

Daños a la salud.

La salud mental también se ve afectada. Eventos traumáticos, pensamientos e intentos suicidas, depresión y ansiedad son las más recurrentes.

Además, están las prácticas de riesgo recurrentes entre los consumidores. Más del 70% de ellos ha prestado su jeringa trayendo como consecuencia el contagio de diversas enfermedades como el VIH, hepatitis C.

Ante este panorama ¿qué se necesita? En primer plano, construir políticas públicas basadas en la evidencia, en el respeto a los derechos humanos, donde no se criminalice a los usuarios de estas drogas y que estas políticas apoyen la reinserción social, señaló en la presentación del libro a la que asistieron Carlos Magis, del Instituto Nacional de Salud Pública; Mario Luis Fuentes investigador del Programa Universitario de Estudios del Desarrollo, y Gaby Zabicky, comisionado nacional contra las adicciones.

Opioides en el mundo.

Los opioides son sustancias psicoactivas derivadas de la adormidera o sus análogos sintéticos. La morfina y la heroína son opioides. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), hay 15 millones de personas en el mundo son adictas a los opioides; se estima que en el mundo mueren cada año 69 mil personas por sobredosis.

La mayoría de esas personas consume heroína producida y fabricada de forma ilícita, aunque hay un porcentaje cada vez mayor que consume opioides sujetos a prescripción médica.

La producción mundial de opio aumentó de 65% de 2016 a 2017. México y en menor proporción Colombia y Guatemala, proveen la mayor parte de la demanda de Estados Unidos, informó la doctora María Elena Medina Mora, coordinadora del Centro de Investigación en Salud Mental Global en el Instituto Nacional de Psiquiatría “Ramón de la Fuente”.

La también investigadora de la UNAM refiere que México es un país productor de opio de donde se extrae la heroína desde la segunda mitad del siglo XIX. Hoy, nuestro país es catalogado por la Organización Mundial de la Salud (ONU) como el tercer productor en el mundo, destinada principalmente a mercados internacionales.

Para leer el libro Cuqueando la chiva: contexto del consumo de heroína en la frontera norte de México. Has click aquí.

Por Isabel Pérez.

Sitio Fuente: Ciencia UNAM