Abre exposición sobre la misión evangelizadora de los agustinos en Acolman

MUSEOS.

- El titular del INAH, Diego Prieto, destacó la importancia de la obra constructiva que impulsó esta orden, misma que hoy toca reconocer y conservar-
- La cruz y la piedra: primeros pasos de los agustinos en Nueva España reúne esculturas, óleos, fotografías, reproducciones de documentos y un altar de viaje.

La muestra esta organizada en seis apartados. Foto: Héctor Montaño, INAH.

Dar cuenta del complejo proceso de evangelización que se llevó a cabo  durante el siglo XVI en la franja central del Valle de México, es el eje principal de la exposición La cruz y la piedra: primeros pasos de los agustinos en Nueva España, la cual que reúne una treintena de piezas, entre pinturas, esculturas, grabados y fotografías.

Al inaugurar la muestra en el Ex Convento de Acolman, Estado de México, Diego Prieto Hernández, director general del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), destacó que para la institución es de suma importancia acercar estos centros de cultura a las comunidades del entorno, ya que el recinto enfatiza la obra constructiva que impulsaron los agustinos, misma que hoy toca reconocer y conservar.

“Con esta exposición itinerante, el Ex Convento de Acolman entrará en una nueva etapa de desarrollo, como el gran centro cultural que ha sido desde el siglo XVI”.

Añadió que con el trabajo y materiales aportados por los indígenas, hacia 1570 ya existían 273 conjuntos conventuales, de los cuales 85 eran agustinos; Acolman se distinguía por ser uno de los más importantes.

El acto inaugural contó con la presencia de Aída Castilleja, secretaría técnica del INAH; José Enrique Ortiz Lanz, coordinador nacional de Museos y Exposiciones del INAH; Ricardo Jaramillo, director del Centro INAH Estado de México; Julio Andrei Martínez, presidente municipal de Acolman, y Ana Graciela Bedolla, una de las dos curadoras de la muestra.

Ricardo Jaramillo explicó que los frailes agustinos llegaron a la Nueva España en 1533, y fue la tercera orden religiosa que arribó a tierras americanas para evangelizar a los naturales, después de los franciscanos y los dominicos. Estaba integrada por intelectuales formados en la Universidad de Salamanca, en España, como fray Alonso de la Veracruz, quien fundó en 1541 el Convento de San Juan Bautista, Michoacán, donde estableció la primera biblioteca de América.

Puntualizó que la colección aporta una visión panorámica sobre la evangelización en la región central de la Nueva España, entre 1533 y 1630, años difíciles para la población originaria, severamente mermada por la guerra, las epidemias y la explotación.

De acuerdo con una gráfica de mortalidad de la época —incluida en la muestra— a principios del siglo XVI se había calculado una población  aproximada de 25 millones de indígenas en la región que abarca el actual estado de Jalisco hasta el Istmo de Tehuantepec, en Oaxaca, pero al finalizar esa centuria sólo quedaban un millón 300 mil.

Organizada en seis apartados, en el módulo denominado La fragua se abordan las condiciones que se dieron en el Viejo Mundo para el traslado de los españoles a América; a su vez, La Espada narra las condiciones generadas por la conquista militar, las epidemias, los tributos y la violencia que se ejerció sobre la población originaria.

La sección dedicada a La cruz hace referencia a la llegada de las tres primeras órdenes religiosas, mientras que en El lenguaje de las piedras se  enfatiza en los elementos arquitectónicos que caracterizaron a los conventos como recursos didácticos para la expansión de la nueva fe.

Los dos apartados siguientes, Una flecha en el corazón y San Agustín en Acolman, describen algunas particularidades de la orden religiosa y su obra en la demarcación. La exposición cierra con un epílogo que documenta la trascendencia de la participación institucional, así como la de las comunidades en la investigación y la conservación del patrimonio.

Entre las piezas exhibidas destaca un Cristo de pasta de caña, que mezcla un símbolo católico elaborado con una técnica purépecha; esculturas de san Agustín, santa Mónica y san Nicolás Tolentino, un óleo con los fundadores de las órdenes religiosas, así como reproducciones del Códice de San Juan Teotihuacan, creado en el siglo XVI, y otros documentos que ilustran la resistencia de los indígenas.

También se muestran las primeras herramientas para evangelizar, como el facsimilar del catecismo de fray Pedro de Gante, un rosario con cuentas de cristal del siglo XIX, un libro de bautismo que señala la pertenencia a castas, un altar de viaje que empleaban los frailes que se desplazaban de capilla en capilla a pie y a grandes distancias, así como dos tablas del siglo XVII de la sillería del coro del antiguo Templo de San Agustín, ubicado en el Centro Histórico de la Ciudad de México, entre otras más.

Los objetos que integran la exposición pertenecen a los museos nacionales del Virreinato, de las Culturas y de Historia, de los regionales Cuauhnáhuac, Palacio de Cortés, y de Querétaro; y del propio Ex Convento de Acolman.

La cruz y la piedra: primeros pasos de los agustinos en Nueva España fue concebida para presentarse en varios ex conventos agustinos a cargo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).          

Dicha muestra comenzó su itinerancia en el Ex Convento de Culhuacán, de la Ciudad de México; su segunda sede es ahora el Ex Convento de Acolman, Estado de México, donde se exhibirá hasta marzo de 2018. Posteriormente, se trasladará a Actopan, Hidalgo, y cerrará su recorrido en los ex conventos de Santa María Magdalena, en Cuitzeo, Michoacán, y San Agustín, en Yuriria, Guanajuato.

El Ex Convento de Acolman se ubica en Calzada de los Agustinos, Acolman, Estado de México. Abre de lunes a domingo de 9:00 a 17:30 horas. Acceso general: 50 pesos, entrada gratuita a menores de 13 años, estudiantes y adultos mayores con credencial vigente. Los domingos el acceso es libre para el público nacional.

Sitio Fuente: INAH