Maritza López, fotógrafa todo terreno, recibirá la medalla al Mérito Fotográfico
México: INAH. Boletín 396.
- Será condecorada junto con John O’Leary, el 22 de agosto de 2025, en el 26 En-cuentro Nacional de Fototecas
- Autora de fotografía social, con el telón de las revoluciones en Nicaragua y Cuba; artística, enfocada en danza contemporánea y el desnudo, y comercial.
- Maritza López recibirá la Medalla al Mérito Fotográfico. Foto: Mauricio Marat INAH.
PMaritza López (Ciudad de México, 1949) entiende la fotografía como un espacio de libertad, sin encasillamientos, por eso se abrió paso tanto en la fotografía documental y artística, como en la comercial. Esta versatilidad, que en su momento le granjeó el aislamiento del gremio fotoperiodístico, hoy es vista bajo otra luz; por tal motivo recibirá la Medalla al Mérito Fotográfico.
La artista visual será condecorada junto con John O’Leary, el 22 de agosto de 2025, en el 26 Encuentro Nacional de Fototecas. Ambos autores, quienes pertenecen a la generación libertaria y crítica de los años 60, serán reconocidos por sus trayectorias con el galardón que otorga el Sistema Nacional de Fototecas, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
En la obra de Maritza López lo mismo puede encontrarse la imagen de un jovencísimo soldado sandinista con el rifle contra el suelo, con la cual participó en la Primera Bienal de Fotografía (1980); los movimientos gráciles de la maestra Guillermina Bravo en pleno ensayo con el Ballet Nacional, o la sensualidad de la cantante Gloria Trevi, en el apogeo de su carrera, en los años 90.
“A los 17 años salí de casa. Soy de la generación de los 60. Con mis amigas ‘hippitecas’, entre ellas Ofelia Medina, compartimos un departamento en la Roma. Entonces ya trabajaba como restauradora de obras de arte, porque después de la preparatoria me inscribí en el Centro Paul Coremans, hoy Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía.
“Antonio Reynoso, quien estudió con Manuel Álvarez Bravo, era el maestro de fotografía. Además del registro de obra, él nos guio también en la fotografía artística. Después, con un amigo escritor, hicimos fotorreportajes, y el primero fue una entrevista a Adalberto Martínez ‘Resortes’, en su camerino en el Teatro Blanquita”.
Esa publicación, del 19 de marzo de 1975, que se llevó la portada de Revista de Revistas, de Excélsior, fue decisiva para declinarse por la fotografía, dejando atrás la carrera de historia. Se inició en el periodismo bajo la tutela de Vicente Leñero, y sus trabajos fueron publicados en Proceso, Piedra Rodante (considerada la mejor en la historia del rock mexicano), Claudia, Siete, People en español y varias ediciones culturales.
Recuerda sus fotorreportajes sobre la Gran Cruzada de Alfabetización en Nicaragua, después de la Revolución Sandinista, y el Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes, celebrados en Cuba (1978 y 1997), ambos en libros y exposiciones.
“En ese tiempo, en el fotoperiodismo estaban Marta Zarak y Christa Cowrie, yo en Proceso. Había pocas fotorreporteras. Luego, cuando empecé con la fotografía de estudio, solo figuraba Herminia Dosal. El resto eran hombres, muchos de ellos extranjeros, quienes hacían el mercado de la publicidad en México”.
Las generaciones de los años 80 y 90 están familiarizadas, sin saberlo, con el trabajo de Maritza López, autora de las portadas de discos de los principales intérpretes de esa época, también de revistas y campañas de publicidad, incluido el concepto de producción y fotografía de los calendarios de Gloria Trevi.
“Para el primer calendario de 1992, un vecino me prestó un sillón, saqué unos cicloramas, telas. Fue improvisado. Entonces se usaba la transparencia de 120 mm, de la Hasselblad, y todo se checaba en Polaroid. Cuando salió fue un resultado increíble. Sin embargo, el mundo fotográfico es esquemático: O haces trabajo artístico, o eres fotógrafo comercial; aunque en la práctica muchos se desempeñan en los dos ámbitos. El éxito que tuve con los calendarios de Gloria no fue bien visto, y me sepultaron un tiempo como fotógrafa artística”, manifiesta.
Esa labor que Maritza López nunca dejó de ejercer ha vuelto a visibilizarse. En 2024, el Museo de Arte Moderno presentó De viento y marea, una selección de su obra de desnudo artístico, que le llevó a revisitar sus primeros portafolios para la pionera y efímera revista Eros. Tu Yo es el mundo, y otros contenidos en libros, como Músculo corazón, masculinidades en México, en el que trabajó con su colega Rogelio Cuéllar.
Aunque considera ser mejor en el estudio, donde puede controlar la luz, hacer la puesta en escena y dirigir, y sentirse menos cómoda en la fotografía de calle, títulos como Laberintos caligráficos: Medio Oriente (aparecido en la colección Luz Portátil, editada por Artes de México) o sus series en torno a las festividades de muertos en la Huasteca potosina, Oaxaca y Michoacán, parecen contradecirla.
Para Maritza López la fotografía es vida y, quizás, por eso se desenvuelve en cualquier terreno. En calles, transportes, puestos callejeros, cuerpos cubiertos o al desnudo, descubre la danza de la existencia, el movimiento perpetuo y la entrega total del instante.
Sitio Fuente: INAH