Abre sus puertas el Museo Regional de Cholula

MUSEOS.

- La secretaria de Cultura, María Cristina García Cepeda, reconoció el talento de los profesionales del INAH, en la concepción de este nuevo espacio
- La colaboración del INAH se expresa en dos salas que reúnen casi 400 piezas cerámicas y de lítica, y otras elaboradas en concha, que dan cuenta del desarrollo de más de tres mil años de la ciudad.

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Abre sus puertas el Museo Regional de Cholula, en Puebla. Foto: Héctor Montaño, INAH.

Al pie de la Gran Pirámide, en el edificio centenario que ocupara el Hospital Psiquiátrico de Nuestra Señora de Guadalupe, abrió sus puertas el Museo Regional de Cholula, en Puebla; un espacio dedicado a mostrar al visitante lo mismo la evolución geológica del valle, que su desarrollo cultural en época prehispánica, contando para ello con un valioso acervo arqueológico resultado de excavaciones emprendidas por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

Inaugurado por el presidente de la República, Enrique Peña Nieto, y el gobernador saliente de Puebla, Rafael Moreno Valle, el nuevo espacio museístico contó con una inversión de 206 millones de pesos y cuenta con ocho salas: Valle de Volcanes; Cholula, Cruce de Caminos; Arte Virreinal; El Tlachihualtépetl/Los orígenes; Tollan-Cholollan. El Resurgimiento; El Espíritu del Lugar, una sección dedicada a exposiciones temporales y una última dedicada al arte popular con una rica colección de alebrijes.

En el acto de apertura que también fue el telón para estrenar la operación del tren turístico que corre del Museo del Ferrocarril, en la capital poblana, a las inmediaciones de la Zona Arqueológica de Cholula; la secretaria de Cultura, María Cristina García Cepeda, reconoció el trabajo del INAH cristalizado en algunas de las salas que conforman el Museo Regional de Cholula.

“El resplandor de la zona arqueológica y la relevancia del museo son resultado del trabajo de investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia, de profesionales que con inteligencia y talento hacen de los museos, de sus exposiciones, de lugares sagrados y sitios ceremoniales, vivencias formativas que aportan una experiencia sensible y de conocimiento a cada visitante”, expresó la titular de la Secretaría Cultura ante la audiencia y el presídium, del cual también formó parte el director general del INAH, el antropólogo Diego Prieto Hernández.

El Museo Regional de Cholula —anotó— incrementa el tesoro cultural de Puebla, “un estado que se distingue por la fuerza de sus expresiones culturales, por su diversidad, por sus acervos artísticos, históricos y documentales”, y se suma así a los poco más de 120 museos en el país que tienen una temática dedicada a la paleontología, la arqueología, la antropología y la historia.

García Cepeda concluyó que el patrimonio pluriétnico y multicultural de México, representa  un espejo en que el mundo puede mirarse. “Nuestra cultura es universal porque nos define, ahí está el capital más fuerte y poderoso para reafirmar que en tiempos de cambio y nuevos paradigmas, nuestros país tiene en la solidez de sus raíces y en la creatividad de sus jóvenes artistas, la fortaleza de la cultura: origen y destino de México”.

Sobre la impronta del INAH en el Museo Regional de Cholula, el arqueólogo Eduardo Merlo detalló que su colaboración se expresa a través de las secciones: Tlachihualtépetl/Los orígenes y Tollan-Cholollan. El Resurgimiento, donde el visitante podrá comprender mejor —previo a su entrada a la zona arqueológica—  el desarrollo de más de tres mil años (que comenzó en 1,000 a.C.) de la ciudad de Cholula con la exhibición de 394 piezas cerámicas y de lítica, así como algunas elaboradas en concha y otros materiales.

Apoyado a su vez en mapas, dibujos e interactivos, ambas salas reúnen los resultados de 40 años de excavación e investigaciones del Proyecto Cholula, que se realizó entre 1931 y  1971.

“El primer pabellón habla de la grandeza de la Gran Pirámide de Cholula, del Tlachihualtépetl (“Cerro hecho a mano”, en náhuatl), el monumento más grande del mundo después de la Muralla China”, detalló el arqueólogo, cuyo volumen: 400 metros por lado y 65 metros de altura, es resultado de al menos cinco superposiciones arquitectónicas. Para ejemplos más claros: la  Pirámide del Sol en Teotihuacan cabría dos veces en su base, y la egipcia de Keops cuatro veces”.

En la Sala Tlachihualtépetl/Los orígenes se aborda también la relación de los habitantes del Valle de Cholula con los que han sido sus guardines ancestrales: el Iztaccíhuatl y el Popocatépetl. Las erupciones de este último provocaron una disminución considerable de su población en época prehispánica, incluso al grado de sopesar el abandono de la urbe. No obstante, los cholultecas se han mantenido en su lugar, tanto así que Eduardo Merlo no duda en afirmar que Cholula es “la ciudad viva más antigua de América”.

Detalló que la Gran Pirámide está cimentada sobre un manantial que se consideraba sagrado y estaba vinculado a Chiconahui Quiáhuitl (“Nueve lluvia”), deidad presente hasta el final de su edificación, ya que a fines del siglo VII e inicios del VIII, Cholula fue invadida por gente del sur (de Oaxaca, Veracruz y Guerrero): los olmecas-xicalancas.

Eduardo Merlo señaló que la Gran Pirámide fue abandonada hacia estas fechas y los olmecas-xicalancas asentaron otra pirámide en San Pedro Cholula, la cual estuvo dedicada a Quetzalcóatl, en su advocación a Yacatecuhtli, el dios de los comerciantes. El tianguis de Cholula era tan grande que competía con los de Tepeaca, Xicalanco y Tlatelolco.

A partir de ese momento, Cholula no experimentó decadencia sino conquista, refiere el arqueólogo Eduardo Merlo. En el siglo XII arribaron los toltecas huyendo de Tula, “por eso la ciudad se va a llamar Cholula, que quiere decir ‘Lugar de los que huyeron’: Cholollan. Los cholultecas admitieron a los toltecas como esclavos y al cabo de 15 años dieron golpe de Estado y se apoderaron de la ciudad. Y Cholula se volvió tolteca”. Esta parte de su historia se narra en la Sala Tollan-Cholollan.

El Museo Regional de Cholula abrirá sin costo en el mismo horario de la zona arqueológica, de lunes a domingo, de 10:00 a 17:00 horas.

Sitio Fuente: INAH