El Museo Nacional de Antropología reabre sala dedicada a los pueblos otopames
MUSEOS.
- Con nueva museografía y una colección renovada, este 12 de octubre se hará la reapertura del espacio etnográfico dedicado a las etnias que integran este grupo indígena
- Reúne 268 piezas de los pueblos otomí, mazahua, ocuilteca, matlatzinca, chichimeca-jonaz y pame.
El Museo Nacional de Antropología reabre sala dedicada a los pueblos otopames. Foto MNA-INAH.
Con nueva museografía y una colección renovada, este 12 de octubre se reabre la Sala Otopames del Museo Nacional de Antropología (MNA); los objetos, en su mayoría manufacturados por manos indígenas exclusivamente para este fin o donados por las comunidades, dan cuenta de la riqueza cultural de este pueblo integrado por los grupos indígenas otomí, mazahua, ocuilteca, matlatzinca, chichimeca-jonaz y pame.
La reestructuración, que se enmarca en el 52 aniversario del MNA, se realizó a lo largo de cuatro años, bajo la coordinación de Arturo Gómez Martínez, subdirector de Etnografía del recinto, en colaboración con especialistas de otras instituciones y de miembros de estas etnias que habitan en porciones del Estado de México, Querétaro, Hidalgo, Michoacán, Guanajuato, San Luis Potosí, Puebla, Veracruz y Tlaxcala.
Durante un recorrido de prensa por dicho espacio, Arturo Gómez destacó que el nuevo guión temático privilegia la producción intelectual de los indígenas, “por lo que en esta sala se aprecia el lenguaje de las comunidades mediante piezas realizadas por manos artesanas”.
Los pueblos otopames, explicó, son herederos de las grandes culturas mesoamericanas que se desarrollaron en el Altiplano Central y que posteriormente se diseminaron por la cordillera de la Sierra Madre Oriental.
En el recorrido con los medios de comunicación también estuvieron Antonio Saborit, director del Museo Nacional de Antropología, y Rafael Valverde, responsable de la museografía del espacio renovado.
Entre las 268 piezas de la nueva Sala Otopames, destacan figuras de cerámica, palma y papel amate, así como códices, máscaras, pinturas, textiles y otros objetos de gran valor identitario. Más de 60 por ciento de las piezas fueron adquiridas recientemente en las comunidades, el resto forma parte de las colecciones del Museo Nacional de Antropología que provenían del antiguo Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnología. Entre las obras más antiguas se encuentran unas máscaras del siglo XIX.
Se incluyen también los característicos tenangos, bordados que en tiempos recientes han sido reconocidos por diseñadores de arte y coleccionistas del mundo como obras plásticas. Estas piezas del arte indígena actual, en cuya elaboración intervienen dos artistas (un dibujante y un bordador), representan personajes de la comunidad, fiestas, rituales y elementos de la naturaleza.
Asimismo, en el nuevo espacio sobresale un oratorio con dimensiones similares a los centros que hay en el corredor Querétaro-Hidalgo, donde se llevan a cabo ceremonias asociadas sobre todo con el calendario agrícola. En su origen, estas capillas “unían a los grupos familiares, por eso son de linaje; ahí se rendía culto a un santo patrono que solamente era la imagen pues en el trasfondo más bien se veneraba a las deidades antiguas”, explicó el antropólogo.
La sala busca dar a conocer conceptos como la milpa, en su calidad de patrimonio cultural y centro de conocimiento botánico; y aspectos de la cosmovisión otopame, como la noción del tiempo y su función inseparable de los mitos, las creencias religiosas y los calendarios.
Entre las piezas expuestas destaca un calendario ritual bordado a mano con gran colorido, en el que se puede observar desde el proceso de preparación de la tierra (que inicia en enero) hasta la cosecha entre octubre y noviembre. En la representación se observan escenas sobre el pedimento de lluvia, el crecimiento del cultivo del maíz y la cosecha.
Para mostrar el patrón de asentamiento, que a pesar de ser disperso, se da mayoritariamente en el Altiplano Central y los desiertos queretanos, se encargó a un pintor otomí de la Huasteca la realización de un mapa etnográfico.
En la parte baja de esa representación territorial se aprecia una serie de recuadros con diversos momentos históricos entre los que resalta la migración, porque, a decir del curador, los otopames son un grupo que oscila entre la tradición y la modernidad, lo cual se puede ver en sus pueblos donde al lado de una casa de mampostería de lodo y techos de penca de maguey se distingue una construcción similar a las que edifican en las grandes ciudades, porque son albañiles que reproducen lo que hacen en su trabajo.
“Un indígena de esta zona puede estar totalmente apegado a sus mitos y tradiciones, en otro momento puede participar en otra actividad que tiene que ver con el mundo moderno”.
Añadió que el mapa muestra “los elementos más destacados de los grupos otopames, además de las diversas islas culturales de los pueblos otomí-mazahua”, dijo Gómez Martínez, al referir que en las anteriores museografías no estaban representadas adecuadamente las particularidades de estas etnias.
Un hito en la propuesta museográfica del MNA.
Desde su inauguración, que coincidió con la apertura del Museo Nacional de Antropología, en 1964, la Sala Otopames tuvo dos etapas de conformación. Primero, bajo un concepto etnohistórico recreó ámbitos de la educación, organización social, vida cotidiana, artesanías y sistemas económicos, como la agricultura. Entre 1998 y 2000, el espacio fue renovado por la antropóloga Beatriz Olivier, sin embargo, a la postre hubo varios indicadores que hicieron inminente otra reestructuración.
En los últimos años, al recorrer la sala, los visitantes indígenas expresaban “que necesitaban verse representados no desde el culturalismo, sino por medio de la comunicación de sus rasgos actuales, su dinamismo cultural, el papel que han tomado en la producción intelectual y los cambios sociales que se han venido dando con los fenómenos migratorios”, indicó Arturo Gómez.
En este sentido, el perfil del investigador marca un hito al ser el primer curador de filiación indígena comisionado para trabajar en una sala de exhibición permanente de este recinto.
El Museo Nacional de Antropología se ubica en Reforma y Gandhi s/n, colonia Chapultepec Polanco, Ciudad de México. Los horarios de visita son de martes a domingo de 9 a 19 horas. Los domingos la entrada es gratuita.
Sitio Fuente: INAH