El Museo Nacional de las Culturas renueva sus sistemas de resguardo y conservación

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- El depósito de colecciones fue dotado de espacios con condiciones adecuadas de temperatura y humedad, mobiliario y sistemas de seguridad
- El recinto alberga un acervo de 17 mil piezas representativas de las principales culturas del mundo.

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El recinto alberga un acervo de 17 mil piezas representativas de las principales culturas del mundo. Foto Mauricio Marat INAH

Con un acervo de 17 mil piezas arqueológicas, etnográficas, paleontológicas e históricas, el Museo Nacional de las Culturas (MNC), que este año celebra su 50 aniversario, ha renovado sus sistemas de resguardo y conservación con el fin de preservar esta invaluable colección de las principales culturas del mundo.

Gran parte de esta riqueza cultural se resguarda en el Depósito de Colecciones, un lugar de reciente renovación, en constante movimiento y tan vivo como los pueblos que dejaron este crisol de legados, un repositorio de la vasta memoria de la humanidad.

Con piezas que van desde el periodo Paleolítico (de 125,000 a 200,000 años de antigüedad) hasta la actualidad, todas las edades de la humanidad están contenidas en esta colección, la cual se divide en seis acervos y está organizada por tipo de materia prima, objeto y área cultural. Por una parte se agrupan objetos de materiales inorgánicos: metal, cerámica y vidrio; y en otro espacio están los de componentes orgánicos: madera, textiles, fibras vegetales y cestería.

Entre los más significativos se encuentran objetos de vidrio del Medio Oriente, que datan de la época de Cristo, lítica del Paleolítico proveniente del norte de África, un muestrario único de textiles arqueológicos de Perú, del siglo XVI, un tigre dientes de sable del periodo Pleistoceno (10,000 años de antigüedad) y las llaves originales de la puerta principal del museo.

Se suma una pieza contemporánea, obsequio de un chamán maorí que visitó recientemente el MNC y al final de un ritual regaló “una pipa que sólo se utiliza como símbolo de amistad y cuyo significado es un enlace del museo con el pueblo māorí”, comentó el geógrafo Luis Felipe Crespo, subdirector de Catalogación y Documentación.

Como parte de la reestructuración hecha por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), de las diferentes áreas del museo —que comenzó en 2006 bajo los lineamientos de un proyecto integral de intervención y adecuación arquitectónica—, el Depósito de Colecciones cuenta con espacios dotados de condiciones adecuadas de temperatura y humedad, mobiliario, material de guardas y sistemas de seguridad, todos de primera línea.

El depósito presenta un diseño que garantiza la funcionalidad y el buen resguardo de las colecciones propias y las que llegan en préstamo. La organización permite actualizar las salas permanentes y nutrir nuevos espacios de exhibición, como fue el caso de la Sala de Corea, recientemente abierta al público.

Asimismo, en el área de Conservación y Restauración del MNC los especialistas desarrollan diariamente un trabajo de conservación preventiva o curativa, y de restauración, de acuerdo con las necesidades de cada pieza.

Fernanda Núñez Vázquez, jefa del área, explicó que se trabaja con textiles, papel, cestería y  pintura mural (en la que se incluyen cenefas), así como en el portón, ventanas y otros elementos complementarios a la arquitectura del edificio, considerados bienes inmuebles por destino.

“No hay una pieza que no te enseñe algo o que sea igual que la anterior, sin importar que provengan incluso del mismo contexto o de la misma cultura. Es un trabajo muy nutrido en aprendizaje que implica pensar más allá de dos o tres técnicas de manufactura, o algunos tipos de materiales constitutivos”.

Las piezas laqueadas son algunas de las más sensibles, ya que el exceso o falta de humedad relativa del ambiente es fácilmente captado por la laca, a tal grado que su reacción puede ser irreversible. Uno de los trabajos más difíciles fue el realizado en una obra de la exposición temporal Amazonía. Pueblos de selva. Era una sonaja de huevo de caimán que estaba en malas condiciones de conservación y tenía rastros de tela, papel y adhesivo sintético producto de intervenciones anteriores. Los restauradores se centraron en su limpieza y posteriormente unieron los fragmentos en un soporte estable.

Como parte de la conservación preventiva se elaboran guardas para los objetos. Una vasija de cerámica es forrada con papel laminado de fibras de polietileno de alta densidad, con el fin de que mantenga la acidez y alcalinidad neutras para evitar el deterioro por agentes ambientales. Posteriormente, la pieza se coloca en una base de espuma de polietileno adaptada a su forma y tamaño, lo cual permite que pueda ser manipulada de manera segura.

La conservación curativa o directa tiene la finalidad de estabilizar y/o detener los deterioros. Si el estado de la pieza lo requiere se procede a la restauración para lograr su estabilidad estructural y estética.

Las instalaciones del área de Conservación están en proceso de reestructuración para dotarlas de un espacio de recepción de colecciones, laboratorio, taller de restauración y una cámara de fumigación.  Al mismo tiempo, se harán adecuaciones especiales para la extracción y filtrado de solventes tóxicos.

ria, inaugurado en 1865 en este mismo inmueble de la calle de Moneda 13, y creció a lo largo del siglo pasado.

Algunas piezas han llegado por donaciones de embajadas en México, de person La colección del Museo Nacional de las Culturas se originó con el Museo de Historia Natural, Arqueología e Histoalidades como Miguel Covarrubias o de instituciones culturales como el Museo de Brooklyn.  Alrededor de 90% del acervo son piezas originales, mientras que el resto se trata de reproducciones hechas por los propios museos (como el de Louvre), o bien realizadas con moldes y materiales tradicionales de cada región del mundo, por lo que se trata de réplicas exactas.

Sitio Fuente: INAH