UNESCO celebra 50 años en México con muestra en el Museo Nacional de Antropología

MUSEOS.-

- Doce creadores reinterpretaron los motivos y escenas de sitios de petrograbados y pintura rupestre del país, para integrar Rupestre. 7000 años de arte contemporáneo
- En la ceremonia inaugural se lamentó la pérdida del acervo del Museo Nacional de Brasil, ocurrido el pasado domingo en Río de Janeiro.

Doce creadores reinterpretaron los motivos y escenas de sitios de petrograbados y pintura rupestre del país. Foto: Melitón Tapia, INAH.

Ninguna expresión cultural se halla tan extendida en el mundo como el arte rupestre, en su abstracción, estas manifestaciones ancestrales guardan una total vigencia. Bajo esta premisa, doce reconocidos creadores reinterpretaron los motivos y escenas de varios sitios de esta naturaleza en el país, sus obras integran ahora la muestra Rupestre. 7000 años de arte contemporáneo.

Con esta exposición, que permanecerá durante septiembre en la Media Luna del Museo Nacional de Antropología (MNA), la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) celebra el 50 aniversario de su Oficina en México, la primera en abrir fuera de su sede principal: el edificio Fontenoy, en París, Francia.

Nuria Sanz, directora y representante de la Oficina de la UNESCO en México, y Diego Prieto Hernández, director general del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), presidieron la ceremonia de inauguración de esta exposición, acto donde se lamentó el siniestro que ocasionó la pérdida del acervo del Museo Nacional de Brasil, ocurrido el pasado domingo en Río de Janeiro.

El titular del INAH expresó que a casi un año de los sismos del 7 y 19 de septiembre del 2017, que sacudieron a varios estados del país, se continúa con la recuperación de los bienes muebles e inmuebles afectados, un trabajo que también permite la revaloración de este patrimonio por parte de las comunidades y de la sociedad mexicana en general; sin embargo, el caso del Museo Nacional de Brasil se vuelve particularmente trágico porque el rescate del legado centenario, e incluso milenario que alojaba, se torna imposible.

Pese a ello, el INAH ha externado su disposición al gobierno brasileño para apoyar en lo necesario, a través de sus recursos y la experiencia de sus especialistas, manifestó su titular.

Antonio Saborit, director del Museo Nacional de Antropología, también aprovechó la oportunidad para solidarizarse con el museo hermano “en un hecho trágico que ensombrece nuestras conciencias y nuestros corazones”.

Sobre la exhibición que sirve de vaso comunicante entre el arte rupestre y el contemporáneo, el antropólogo Diego Prieto manifestó que pasado y presente están llamados a conectarse, pues los universos simbólicos contenidos en estas expresiones provocan en el espectador un sentido de pertenencia más profundo, que es el saberse parte del género humano.

“Cuando uno ve las pinturas rupestres de la península Ibérica, de Europa Central, del norte de África, de Sudán, Indonesia o Nueva Guinea, uno piensa que bien puede estar en la Sierra de San Francisco, en Baja California Sur, o en sitios de arte rupestre de los estados de Querétaro y Guanajuato, por ejemplo, de la cuenca del río Victoria, como Arroyo Seco, que abrió recientemente a la visita pública. Son tan semejantes entre sí, como también lo pueden ser entre las vanguardias pictóricas del siglo XX”.

Nuria Sanz, directora y representante de la Oficina de la UNESCO en México, anotó que el arte rupestre es la manifestación cultural más extendida en todo el orbe, más de 150 países en el mundo —dijo— cuentan con “archivos nacionales de arte rupestre”, y  México es un ejemplo único en términos de la diversidad de petrograbados, petroglifos y pinturas de gran formato que se hallan en cuevas y abrigos rocosos.

Para organizar esta muestra se convocó a los artistas Alberto Castro Leñero, Teresa Cito, Libre Gutiérrez, Perla Krauze, Magali Lara, Ricardo Mazal, Ofelia Murrieta, Sandra Pani, Gerardo Ramos Brito, Paloma Torres y Roberto Rosique, quienes se aproximaron a estas expresiones en los sitios Arroyo Seco, El Tecolote y Cueva de Indios (Guanajuato); Cueva Pinta, El Hundido y El Junco, en la Sierra de la Fragua, que se hallan dispersos en Cuatro Ciénegas, Coahuila.

Rupestre. 7000 años de arte contemporáneo —continuó— expone el proceso que siguieron estos artistas de la A la Z, pues una primera etapa se dio en julio de 2015, cuando el grupo se reunió en el Centro de las Artes de San Agustín Etla, en Oaxaca, con el objetivo de preguntarse por la universalidad del arte y provocar una reflexión conjunta sobre las conexiones y las razones actuales de acercamiento al arte parietal prehistórico.  De ahí, surgió la solicitud de trabajar en sitios mexicanos con este tipo de manifestaciones.

Cada artista fue creando su obra, fruto de las experiencias individuales y de una forma de diálogo en compañía.  Los resultados de ese proceso son la narrativa de esta propuesta expositiva. A modo de colofón, todos los creadores realizaron dos monotipos finales, que asumen y resumen todo el trabajo precedente, lo que se logró gracias a la colaboración de TACO (Talleres de Arte Contemporáneo AC), en la Ciudad de México.

“El arte rupestre es lo que más une el tiempo de la creación plástica humana, pero también son manifestaciones frágiles que se están perdiendo. Siempre me dediqué a ver el arte rupestre con los ojos de una arqueóloga, pero estos artistas me hicieron ver que la mejor manera de acercarse a él y preservarlo, es dejarlo hablar en términos creativos”, concluyó Nuria Sanz.

Sitio Fuente: INAH