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Katalin Karikó y la medicina con el ARN mensajero

HISTORIA DE LA CIENCIA.-

Katalin Karikó es una bioquímica húngara cuya investigación pionera en la tecnología de ARN mensajero (ARNm) ha revolucionado la medicina moderna y ha sido fundamental en el desarrollo de las vacunas de ARNm contra el COVID-19.

Su trabajo no solo fue clave para la creación de las vacunas de Pfizer-BioNTech y Moderna, sino que también abrió nuevas posibilidades en la prevención y tratamiento de otras enfermedades. La vida y carrera de Karikó es una historia de perseverancia científica y visión, llena de desafíos y logros, que finalmente la llevaron a ser galardonada con el Premio Nobel de Medicina en 2023.

Foto: US Embassy/Wikimedia Commons.

Katalin Karikó nació el 17 de enero de 1955 en Szolnok, Hungría, y creció en Kisújszállás, un pequeño pueblo donde su padre era carnicero y su madre trabajaba en una tienda. Desde temprana edad, Karikó mostró un interés inusual por la ciencia y, en particular, por la biología. Estudió bioquímica en la Universidad de Szeged, una de las instituciones científicas más prestigiosas de Hungría, y obtuvo su doctorado en esta misma universidad en 1982.

A inicios de la década de 1980, la investigación en Europa enfrentaba grandes limitaciones financieras y, en el caso de Karikó, estas restricciones la llevaron a buscar oportunidades fuera de su país natal. Así, en 1985, emigró junto con su esposo y su hija a Estados Unidos, llevando consigo todos sus ahorros en efectivo. Se unió a Temple University en Filadelfia, donde comenzó su investigación en ARN.

La perseverancia ante el escepticismo: su investigación sobre el ARN mensajero.

Desde el comienzo de su carrera, Karikó mostró un interés particular por el ARN mensajero, una molécula que transporta la información genética necesaria para que las células produzcan proteínas. En ese momento, la mayoría de los científicos y las instituciones financiadoras no estaban interesados en el potencial del ARNm para aplicaciones terapéuticas. La idea de usar ARN mensajero para estimular la producción de proteínas en el cuerpo humano parecía arriesgada y poco viable.

Durante casi dos décadas, Karikó trabajó en condiciones difíciles, con fondos limitados y con escasa aceptación de sus propuestas de investigación. Su persistencia fue puesta a prueba constantemente, y en múltiples ocasiones, sus solicitudes de financiamiento fueron rechazadas. Sin embargo, Karikó creía firmemente en el potencial terapéutico del ARNm y no se dio por vencida.

En 1995, Karikó recibió una gran decepción cuando fue degradada en su puesto en la Universidad de Pensilvania. Sin embargo, en lugar de abandonar su investigación, continuó trabajando en la tecnología de ARNm, con la firme convicción de que algún día sus descubrimientos serían útiles.

La colaboración con Drew Weissman: el punto de inflexión en su carrera.

El verdadero cambio en su carrera llegó cuando comenzó a colaborar con el inmunólogo Drew Weissman en la Universidad de Pensilvania. Juntos, Karikó y Weissman investigaron cómo superar los principales obstáculos para el uso del ARNm en terapias humanas, en particular, cómo evitar la respuesta inmunológica adversa que las células generaban al recibir ARN sintético.

En 2005, publicaron un estudio fundamental que demostraba cómo una modificación en la estructura del ARN podía evitar esta respuesta inmunitaria negativa. Este descubrimiento fue clave, ya que permitía que el ARN sintético pudiera administrarse en el cuerpo humano sin desencadenar inflamaciones peligrosas. Su trabajo sentó las bases para el desarrollo de terapias basadas en ARN mensajero y fue uno de los hallazgos más importantes en la investigación del ARNm.

La carrera hacia las vacunas de ARNm contra el COVID-19.

Durante años, el trabajo de Karikó y Weissman recibió poca atención. Sin embargo, en 2013, la compañía BioNTech se interesó en las posibilidades del ARN mensajero y contrató a Karikó como vicepresidenta sénior. Esta compañía, junto con Pfizer, jugó un papel crucial en el desarrollo de la vacuna de ARNm contra el COVID-19.

Cuando estalló la pandemia en 2020, el trabajo de Karikó y Weissman se convirtió en la base de las vacunas de ARNm, que se desarrollaron a una velocidad sin precedentes. La capacidad de utilizar ARNm para instruir a las células humanas a producir una proteína del virus SARS-CoV-2 (específicamente la proteína de la espícula) permitió que el sistema inmunológico generara una respuesta eficaz sin necesidad de utilizar el virus completo.

Gracias a esta tecnología, las vacunas de Pfizer-BioNTech y Moderna mostraron niveles de efectividad muy altos y fueron aprobadas en tiempo récord. Esto salvó millones de vidas y marcó un hito en la historia de la medicina. La tecnología de ARNm, que había sido cuestionada y subestimada durante tanto tiempo, se convirtió en una herramienta crucial para combatir la pandemia.

Reconocimientos y Premio Nobel de Medicina en 2023.

Los logros de Katalin Karikó y Drew Weissman fueron reconocidos en todo el mundo y les valieron múltiples premios antes de recibir el máximo galardón: el Premio Nobel de Medicina en 2023. Este reconocimiento fue un homenaje a sus años de trabajo arduo y perseverancia, y subrayó la importancia de la investigación en tecnologías revolucionarias como el ARNm.

Impacto y futuro de la tecnología de ARNm.

El éxito de las vacunas de ARNm ha abierto nuevas posibilidades para el desarrollo de tratamientos y vacunas para otras enfermedades. La tecnología de ARNm no solo es prometedora para futuras pandemias, sino que también se está investigando su uso en la inmunoterapia contra el cáncer, enfermedades autoinmunes, enfermedades infecciosas y hasta en enfermedades genéticas raras.

Katalin Karikó ha demostrado que, a pesar de los desafíos, la perseverancia y la innovación pueden transformar el futuro de la medicina. La tecnología de ARNm que ella ayudó a desarrollar podría representar una nueva era en los tratamientos médicos, que serán más personalizados, eficaces y seguros.

Sitio Fuente: NCYT de Amazings