Rosalind Franklin: La científica clave en el descubrimiento del ADN

HISTORIA DE LA CIENCIA.-

Rosalind Franklin, una de las científicas más destacadas del siglo XX, jugó un papel crucial en uno de los descubrimientos más importantes en la historia de la biología: la estructura del ADN.

A pesar de que durante mucho tiempo su contribución fue pasada por alto, hoy en día se reconoce su trabajo como fundamental para desentrañar los misterios de la molécula de la vida. Franklin no solo dejó un legado imborrable en el campo de la genética, sino que también fue pionera en áreas como la cristalografía y la investigación sobre virus, demostrando una dedicación y rigor científico inigualables.

Foto: MRC Laboratory of Molecular Biology/Wikimedia Commons.

Primeros años y formación.

Rosalind Elsie Franklin nació el 25 de julio de 1920 en Londres, en una familia judía acomodada. Desde temprana edad, mostró una mente brillante y curiosa, lo que la llevó a destacarse en matemáticas y ciencias durante su educación en la St. Paul’s Girls’ School. Franklin, quien siempre fue alentada por su familia a seguir su pasión por la ciencia, decidió estudiar química en la Universidad de Cambridge, donde se graduó en 1941. Fue una de las pocas mujeres en ingresar a una universidad de élite en una época en que el acceso a la educación superior para las mujeres era limitado.

Después de completar su licenciatura, Franklin se dedicó a la investigación y obtuvo un doctorado en fisicoquímica en 1945. Durante la Segunda Guerra Mundial, colaboró en investigaciones sobre el carbón y el grafito, contribuyendo a la comprensión de estos materiales, lo que fue crucial para aplicaciones militares y energéticas.

El camino hacia el descubrimiento del ADN.

En 1951, Rosalind Franklin se unió al King’s College de Londres, donde comenzó a trabajar en la cristalografía de rayos X, una técnica avanzada para analizar la estructura de moléculas. Su principal objetivo en ese momento era estudiar la estructura del ADN, una molécula que contenía los secretos de la herencia biológica. Utilizando la cristalografía de rayos X, Franklin fue capaz de capturar imágenes detalladas del ADN, lo que permitió a los científicos analizar su estructura a nivel molecular.

La imagen más famosa producida por Franklin, conocida como "Fotografía 51", reveló por primera vez la forma de doble hélice del ADN. Esta imagen fue clave para que James Watson y Francis Crick, quienes trabajaban en la Universidad de Cambridge, pudieran deducir la estructura tridimensional de la molécula. Sin embargo, la historia de cómo se obtuvo y utilizó esta información sigue siendo controvertida.

La controversia sobre el crédito del descubrimiento.

Watson y Crick publicaron su modelo de la doble hélice del ADN en 1953, lo que les valió el Premio Nobel en 1962. Sin embargo, Franklin no recibió el mismo reconocimiento, a pesar de que su trabajo fue fundamental para el descubrimiento. La "Fotografía 51" había sido mostrada a Watson sin el consentimiento directo de Franklin por su colega Maurice Wilkins, lo que generó un debate ético sobre la apropiación del trabajo científico.

A lo largo de los años, surgieron críticas sobre la falta de reconocimiento hacia Franklin, especialmente porque su enfoque meticuloso y su dominio de la técnica de cristalografía habían sido cruciales para obtener datos tan valiosos. Aunque Watson y Crick recibieron el crédito oficial, la comunidad científica ha corregido esta injusticia en las últimas décadas, reconociendo a Franklin como una pieza clave en la historia del ADN.

Investigaciones sobre el ARN y los virus.

A pesar de la controversia en torno al ADN, Rosalind Franklin nunca dejó que esto la distrajera de su carrera científica. Después de dejar el King’s College en 1953, se unió al laboratorio de John Desmond Bernal en Birkbeck College, donde continuó aplicando su experiencia en cristalografía de rayos X para estudiar la estructura del ARN y varios virus, incluyendo el virus del mosaico del tabaco.

Su investigación sobre los virus abrió nuevas vías en la comprensión de cómo estas entidades infectan a los organismos y cómo están compuestas. De hecho, Franklin fue pionera en el estudio estructural de los virus, lo que influyó en el desarrollo de futuras investigaciones en virología y medicina molecular.

Rosalind Franklin y su legado.

Trágicamente, Rosalind Franklin murió el 16 de abril de 1958, a los 37 años, debido a un cáncer de ovario. Es probable que la constante exposición a la radiación durante sus trabajos de cristalografía contribuyera al desarrollo de esta enfermedad. Aunque su vida fue corta, su impacto en la ciencia perdura.

Su legado ha sido finalmente reconocido de manera adecuada. En 2003, se inauguró el Instituto Rosalind Franklin en Reino Unido para honrar sus contribuciones a la ciencia. Además, en 2020, la Agencia Espacial Europea nombró su rover de la misión ExoMars en su honor, resaltando cómo su trabajo sigue inspirando la exploración y el descubrimiento científico.

El reconocimiento póstumo y la reivindicación histórica.

La historia de Rosalind Franklin ha resonado fuertemente en los debates sobre el papel de las mujeres en la ciencia. Durante su vida, Franklin tuvo que enfrentar los prejuicios de género que caracterizaban a la academia en la década de 1950. Su contribución, inicialmente eclipsada por sus colegas masculinos, ha sido reivindicada a medida que su trabajo ha sido revisado y valorado en su justa medida.

Hoy, Franklin es recordada como una de las científicas más brillantes del siglo XX, no solo por su participación en el descubrimiento del ADN, sino también por sus investigaciones en otros campos. Es un símbolo de perseverancia, inteligencia y dedicación a la búsqueda del conocimiento científico.

Sitio Fuente: NCYT de Amazings