Cuando la Luna devora al Sol: Los eclipses solares en Mesoamérica eran el temor de los mexicas
HISTORIA DE MÉXICO.
En una entrevista exclusiva, el filólogo Patrick Johansson nos cuenta cómo se vivían los eclipses solares en Mesoamérica.
Códice Telleriano Remensis (p. 40).
El 8 de abril de 2024, una noche falsa opacará el mediodía. Los países de América del Norte se preparan para ella con telescopios, visores y centros de observación. Sin embargo, en la antigüedad, los preparativos hubieran sido completamente distintos. Así se vivían los eclipses solares en Mesoamérica.
Los mexicas, que habitaban la cuenca de México hace 500 años, no recibían con tanto entusiasmo un eclipse solar. Para ellos el Sol, regía una parte importante de sus vidas. Los solsticios, los equinoccios, el día y la noche, marcaban momentos claves en su cultura y todos se relacionaban con la luz que cada mañana se asoma por el horizonte. Para que el astro permaneciera en la bóveda celeste, diariamente se le avivaba mediante ofrendas y sacrificios. Sin embargo, todo corría peligro cuando un eclipse se avecinaba.
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La astrofagia de la luna.
De acuerdo con el historiador Patrick Johansson, ‘los eclipses eran temidos ya que uno de los astros se comía al otro’. En el caso de un eclipse total de Sol, el astro más luminoso del cielo desaparecía, dejando al mundo en tinieblas y por lo tanto, en caos. Así lo describe la Historia general de las cosas de la Nueva España, documento redactado a finales del siglo XVI:
“Cuando eso ocurre, el Sol se vuelve rojo. Ya no está tranquilo, ya no está en calma. Se revuelca, se vuelve amarillo. Luego hay tumulto, la gente se inquieta, se extiende el desorden, hay pánico, la gente se enerva, se espanta. La gente del pueblo eleva sus llantos, se pegan en la boca, gritan pegándose en los labios, hacen ruido, gritan, se extiende el griterío.”
¿Qué hacer cuando la luz que parece eterna desaparece? Se busca, pues, luz en otro lado. Para los mexicas, el sonido podía ser una ‘luz sonora’, explica Johansson. Durante los eclipses se emitían gritos y se golpeaban instrumentos para compensar la falta de iluminación. Al día de hoy, en algunas comunidades de Puebla, México, se golpean botes y botellas cuando este evento tiene lugar, recordando lo que se hacía hace cinco siglos cuando el Sol era devorado por la Luna.
Por: Lydia Leija.
Sitio Fuente: National Geographic en Español