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Por qué febrero es el mes más corto del año: Esta es su historia de supersticiones y años solares

HISTORIA.-

Febrero, el mes más corto del año, se distingue por su singularidad en el calendario. Su duración de 28 o 29 días tiene raíces históricas que se entrelazan con la astronomía y la superstición romana.

Foto: Getty Images.

El origen del segundo mes del año, que alguna vez fue el último, se vincula con ajustes en el calendario, tanto romano como gregoriano. En los primeros calendarios romanos, febrero tenía 29 días. Sin embargo, Julio César, en su reforma en el año 45 a.C., dejó a febrero con 28 días.

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¿Por qué febrero es el mes más corto del año?

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Según la tradición, atribuían a Rómulo, fundador de Roma, la creación de un calendario de 304 días en 10 meses, dejando en el limbo a enero y febrero hasta la primavera. Numa Pompilio, segundo rey de Roma, habría dividido el año en doce meses, añadiendo dos meses. Las leyendas de Rómulo y Numa explicaban el calendario romano, vigente por siglos. Numa ajustó los meses a 31 y 29 días, siguiendo la superstición romana que veía los impares como buenos augurios.

El calendario, aunque auspicioso, enfrentaba una limitación matemática al tener un número par de días. Para solucionarlo, se restó un día a febrero, quizás considerado menos influyente al ser el último del año. Así, este mes, reubicado en el siglo V a.C., compensaba desajustes, aunque el calendario seguía imperfecto. La explicación se resume en preferir un mes de mala suerte que un año entero. Desde entonces, febrero se utilizó para compensar desajustes en el calendario.

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¿Cuál es el desajuste que compensa febrero?

Los años bisiestos, cuando febrero trae 29 días en lugar de 28, compensan la discrepancia entre el calendario gregoriano y el año solar. Un año calendario tiene 365 días, mientras que un año solar abarca aproximadamente 365.24 días, equivalente a 365 días, 5 horas, 48 minutos y 56 segundos. El año solar, ligeramente más extenso que el calendario, exige la inclusión de las 5 horas, 48 minutos y 56 segundos adicionales.

    Con la reforma juliana en el 45 a.C., Julio César introdujo el calendario juliano, un intento de corregir estas irregularidades y desfaces del calendario romano. Sin embargo, el error persistió, y fue el papa Gregorio XIII quien, en 1582, instauró el calendario gregoriano, que estableció un año bisiesto cada cuatro años, añadiendo un día extra a febrero.

Febrero quedó con 28 días comunes, y 29 en años bisiestos. Sin embargo, para evitar un exceso de ajuste, se excluyen de ser años bisiestos los años seculares no divisibles por 400, como el 1700, 1800 y 1900.

Por: Erika Montejo.

Sitio Fuente: National Geographic en Español