Joséphine Bonaparte, el enigma de la mujer que acompañó a Napoleón

HISTORIA.-

Admirada por muchos, odiada por otros, Joséphine Bonaparte fue la primera esposa de Napoleón y una mujer histórica.

Wikimedia Commons.

Para algunos historiadores, Joséphine Bonaparte fue una mujer manipuladora y maquiavélica. Para otros, sólo se trató de una mujer atrapada por sus circunstancias que hizo lo posible para sobrevivir a la Revolución Francesa. Está contradicción tiene su origen en la poca información que tenemos sobre Joséphine, a pesar de tener claros los acontecimientos de su vida, las personas que la han investigado han propuesto hipótesis contradictorias sobre sus móviles. Esto es lo que sabemos sobre ella.

La vizcondesa de Beauharnais.

Nacida con el nombre de Marie-Josephe-Rose Tascher, Joséphine sólo se llamaría así a partir de su relación con Napoleón. Antes de eso, se referían a ella como Rose. Creció en una familia aristocrática pero no muy acaudalada de la isla de Martinica. A los 16 años se casó con su primer esposo, Alexandre de Beauharnais, con quien tuvo dos hijos Eugène y Hortense.

-

Alexandre-Francois-Marie, vizconde de Beauharnais / Wikimedia Commons.

Las fuentes históricas cuentan que el matrimonio resultó poco exitoso, pues Alexandre criticaba las costumbres de Rose, quien nunca encajó por completo en la alta sociedad de la época. La unión sólo duró cuatro años y terminó cuando el vizconde fue demandado por infidelidad. Ganando la pensión alimenticia, Rose regresó a su isla natal pero no por mucho, ya que una rebelión en contra de la esclavitud la hizo volver a la Francia continental.

¿Una historia de amor o una movida política?

De acuerdo con el libro de Frances Mossiker, More Than a Queen: The Story of Joséphine Bonaparte, Eugène sería el detonador de la relación entre Napoleón y su madre. Cuando el ejército entró a la morada de los Beauharnais, el hijo mayor defendió la casa y esto sorprendió a Napoleón, quien venía como parte de la comitiva, y aseguro querer conocer a la mujer que «había inculcado sentimientos tan nobles en su hijo».

Sin duda, Napoleón sabía quién era Joséphine y los beneficios que le traería a su carrera política. Miembro de la élite, Rose era una de las supervivientes a la Revolución Francesa. A diferencia de su ex esposo, Joséphine se había salvado de la guillotina y estaba lista para un nuevo comienzo.

Por otro lado, en Liberty or Death: The French Revolution, Peter McPhee declara que la principal causa detrás del enamoramiento de Napoleón fue la atracción física. Basado en las cartas del entonces joven militar, sus palabras para Joséphine eran increíblemente apasionadas. Incluso cuenta la leyenda que la última palabra que pronunció en emperador en su lecho de muerte fue ‘Joséphine’. Ella, por su parte, veía en el romance la oportunidad de un cómodo matrimonio militar. Por supuesto, ninguno de los dos sabía lo que ocurriría después.

Construyendo un imperio.

El golpe de estado militar en Francia llevó a los Bonaparte al frente del imperio. Lo que empezó como un plan en 1799, culminó en 1804 cuando Napoleón se nombró a sí mismo emperador. En una biografía de tres volúmenes sobre Bonaparte, Michael Broers habla de Joséphine como uno de los factores más influyentes del imperio.

    «Había dos miembros del gobierno que podrían causar problemas, y los invitó a tomar café por la mañana. Luego los mantiene ocupados mientras ocurre el golpe

El escándalo del divorcio imperial.

Durante los viajes militares de Napoleón, muchos rumores se divulgaron sobre diversas infidelidades de Joséphine, sin embargo ninguno ha podido corroborarse por completo. Lo que contaban sus círculos cercanos más la incapacidad de procrear llevaron al emperador a pedirle la separación a su primera esposa.

    «Más que ser simplemente un contraste con su ilustre esposo,» escribe Andrea Stuart en su libro La Rosa de Martinica, «Joséphine se ha visto como una mujer moderna única: una migrante cuyo encanto, adaptabilidad y estilo le permitieron negociar su camino a través de tiempos peligrosos e impredecibles

Por: Lydia Leija.

Sitio Fuente: National Geographic en Español