Publican antología “para viajar por los infiernos”

    HISTORIA.

    - María Concepción Lugo Olín ofrece una recopilación de los relatos virreinales en torno al averno en el libro Por las sendas del temor-
    - La autora rescató de los fondos conventuales crónicas, textos religiosos y exempla que ofrecen detalles de la lucha entre el bien y el mal.

    Portada del libro. Foto INAH.

    En el libro Por las sendas del temor. Una antología para viajar por los infiernos novohispanos, la historiadora del arte María Concepción Lugo Olín ofrece una minuciosa recopilación de los relatos en torno al averno durante el periodo virreinal, en los que detalla sus características, así como los tormentos que sufrían las almas que estaban castigadas por la eternidad y la importancia del sacramento de la penitencia como vehículo de salvación.

    Durante la presentación del volumen, en la Dirección de Estudios Históricos (DEH) del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), la autora refirió que los clérigos y cronistas, herederos del saber medieval, concibieron la conquista militar y la espiritual como una lucha tenaz y cotidiana entre el bien (representado por  los religiosos, portadores de la luz de la palabra divina), y el mal (encarnado por el demonio, quien mediante engaños, mentiras, falacias y otras artimañas había mantenido a los naturales sumergidos por largo tiempo en las tinieblas de la idolatría y alejados de los caminos de Dios).

    “En las crónicas —añadió la investigadora— los testimonios de la presencia de Satanás y su corte son múltiples e identifican su poder y su culto con la idolatría de los naturales. Hay largas y elocuentes descripciones de ídolos de aspecto por demás monstruoso, con los que los aborígenes representaban a sus dioses, así como de los sangrientos sacrificios humanos y otras prácticas rituales que, según los religiosos, Satanás demandaba como muestra de adoración y de lealtad. A juicio de los escritores, todo ello era testimonio más que suficiente para confirmar la presencia del culto diabólico, en especial, el que los nativos rendían a Lucifer bajo la advocación de Huitzilopochtli.”

    La antología se divide en dos apartados: el infierno en catecismos y crónicas religiosas de la conquista espiritual, y los exempla y libros de meditación que contienen descripciones del origen, aspecto y ubicación de los infiernos, hasta los castigos que recibían los condenados, un texto titulado Para vencer a Satanás: los medios de salvación, y otras crónicas sobre el pecado y sus consecuencias.

    La especialista relató que el volumen, lejos de ser “una guía turística” por el averno, describe un infierno altamente imaginativo, simbólico y barroco que concibieron los ideólogos de la iglesia tridentina y postridentina con el propósito de alejar a los fieles del mal y, al mismo tiempo, justificar el ejercicio de la doctrina católica avalada en el siglo XVI, en el Concilio de Trento.

    Resaltó que los exempla (relatos con función moralizadora o doctrinal)  describen que al infierno se entraba por los cráteres de los volcanes, cavernas o por las fauces del Leviatán, y una vez ahí se sufría el tormento por una eternidad en la que se castigaba a  los cinco sentidos del hombre, por los que entraba el pecado.

    La doctora en historia Annia González, adscrita a la DEH, sostuvo que Concepción Lugo rescató de los fondos conventuales crónicas, textos religiosos, exempla y libros de meditación que ofrecen ricos detalles de la representación que tenía el infierno y el castigo eterno en el imaginario novohispano, cuya preocupación por “el más allá” era un punto nodal de la vida cotidiana.

    Los relatos y descripciones refieren que Dios castigaba la inclinación a la sensualidad, los actos y pensamientos deshonestos, la gula, soberbia, pereza, ira, envidia y avaricia, es decir, los pecados capitales, por los que el alma condenada debía sufrir el castigo eterno.

    La historiadora Laura Herrera Serna, investigadora de la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia, indicó que el libro muestra las diferentes visiones de aquel lugar aterrador, las cuales constituyeron una parte sustantiva del imaginario colectivo durante los siglos de dominio español en nuestro país, y vital para el poder de la Iglesia católica, no sólo en lo concerniente a lo espiritual o religioso, sino también en lo terrenal y en el ámbito económico-político.

    La antología reúne una selección de relatos generados y utilizados por el catolicismo en diferentes momentos, sobre todo de crisis, a fin de mantenerse como el credo hegemónico.

    Herrera Serna destacó que en la última parte del libro se encuentran 333 exempla que se derivan de los textos medievales, en los cuales se construyó la idea del infierno, cuyo fin era combatir a los cismáticos de la época. Dichas predicaciones ofrecían una visión del infierno más tétrica. “En aquel tiempo los principales sacramentos eran el bautismo, pero sobre todo la confesión, cuyo fin era salvar el alma, pero a la vez se convirtió en un instrumento de vigilancia y control, pues el sacerdote al entrar en la vida privada de los fieles, no sólo los escuchaba, sino que guiaba su conducta, todo al servicio de la Iglesia y del poder”.

    Sitio Fuente: INAH

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