Alarma científica por el vertiginoso calentamiento de los océanos

CIENCIAS DE LA TIERRA Y EL ESPACIO.-

En un abrir y cerrar de ojos el mundo que conocemos se acabará: la historia nos recordará como la generación más irresponsable, egoísta e insolidaria de toda la humanidad.

El mundo que conocemos hoy se acabará en un abrir y cerrar de ojos. Alexander Antropov en Pixabay.

Todas las alarmas científicas se han disparado tras conocerse que el mar se está calentando mucho más rápido de lo que preveían los modelos climáticos. Más de 1.000 millones de personas deberán abandonar sus países porque serán inundados, la pérdida de arrozales desatará hambrunas, vamos a un mundo sin arena, los microorganismos fotosintetizadores que nos proporcionan el oxígeno no resistirán las altas temperaturas. Todo ocurrirá en un abrir y cerrar de ojos, medido en tiempos históricos.

Tras analizar millones de datos recopilados con gran exactitud durante los últimos 50 años a partir de satélites, estaciones meteorológicas, sensores, boyas y buques oceanográficos en todos los océanos del mundo, sabemos que está ocurriendo un fenómeno catastrófico: el mar se está calentando mucho más rápido de lo que preveían nuestros modelos. Los resultados no pueden ser más preocupantes. En los últimos días la temperatura media de la superficie marina ha pulverizado todos los récords registrados hasta la fecha.

Este hecho, ya de por si alarmante en grado extremo, se agrava porque, según los datos del Centro Mundial Predicción a Largo Plazo de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), ha ocurrido durante un evento de “La Niña” especialmente largo que empezó en septiembre de 2020 y que se ha mantenido hasta febrero de este año, cuando empezó a debilitarse.

Vuelve El Niño.

Uno de los procesos atmosféricos-oceanográficos globales que más influyen en el clima de nuestro planeta es El Niño-Southern Oscillation (ENSO). Este proceso afecta a las condiciones climáticas de gran parte del mundo desatando, entre otras, fuertes lluvias e inundaciones o por el contrario sequías extremas.

Se trata de un fenómeno caracterizado por la fluctuación de las temperaturas de la parte central y oriental del océano Pacífico ecuatorial. Cuando se produce un régimen de fuertes vientos alisios las temperaturas del océano disminuyen y comienza una fase fría conocida como La Niña. Por el contrario, cuando la fuerza de los alisios disminuye, las temperaturas del mar aumentan y comienza la fase cálida del El Niño.

Según las predicciones de los modelos de la OMM La Niña se termina. Seguirán unos meses de condiciones neutras en el ENSO. Pero para los meses de junio a agosto se estima que hay una probabilidad del 55 % de que se forme un episodio de El Niño, que es la fase cálida del fenómeno.

Todo parece indicar que la temperatura de los océanos seguirá aumentando rápidamente.

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NOAA OIST V2.1.

La temperatura media de la superficie de los océanos del planeta llegó a 21,1 grados entre los pasados 1 y 6 de abril, lo que supone un nuevo máximo histórico, aunque a continuación la temperatura ha descendido a 21ºC el lunes 10 de abril. La acumulación de calor en la superficie de los océanos ha sido casi lineal desde la década de 1980. En el gráfico, la línea negra marca la evolución de la temperatura en 2023, que se ha disparado desde enero. Se puede hacer un seguimiento de la temperatura de la superficie de los océanos en este enlace, que se actualiza diariamente.

¿Qué puede pasar?

En general la temperatura del mar cambia muy lentamente a lo largo de procesos que involucran muchos millones de años. Se calienta o se enfría muy despacio. Por eso este rapidísimo calentamiento preocupa tanto a los científicos: ha excedido tantos límites que hemos entrado en un “terreno desconocido”.

Algunos de los cambios que ocurrirán con este fenómeno son obvios. Al calentarse el agua del mar se dilata. Al mismo tiempo el calentamiento global hace que las enormes masas de hielo de la Antártida y Groenlandia se derritan, lo que también está ocurriendo a una velocidad mucho mayor de lo que preveíamos. Como consecuencia, el nivel del mar está aumentando mucho más rápido de lo que se esperaba.

Como media el nivel del mar está aumentando alrededor de un centímetro por año. Pero el aumento del nivel del mar se acelera. Diversas islas del Pacífico sufren sus consecuencias. Por ejemplo, en los últimos 10 años las islas de Kale, Rapita, Rehana, Kakatina y Zollies, que formaban parte de las Islas Salomón, desaparecieron totalmente bajo la superficie del mar. Sus habitantes tuvieron que emigrar. Sus hogares y cultivos fueron engullidos por el mar.

1.000 millones de refugiados.

Se estima que cerca de 1.000 millones de personas viven en lugares situados a 1 metro (o menos) sobre el nivel del mar. Consecuentemente, en las próximas décadas se producirá la mayor migración masiva de gente de toda la historia de la humanidad. Esta vez la migración no implicará solamente acoger a decenas de miles de africanos que quieren llegar a Europa, sino a 1.000 millones.

 Muchas de las zonas agrícolas más productivas del mundo son arrozales que se encuentran a muy poca altura sobre el nivel del mar. A medida que su salinidad aumente habrá hambrunas.

Habrá otras consecuencias. En el peor de los casos, quienes ahora son niños le contarán a sus nietos que en la orilla del mar había lo que se llamaba playas, formadas por arena. El aumento del nivel del mar, unido a la construcción de grandes infraestructuras civiles, nos conducen a gran velocidad hacia un mundo sin arena. En muchos lugares de nuestra costa (especialmente en el Mediterráneo) la arena está desapareciendo a marchas forzadas.

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Y este es el panorama de la temperatura actual de los océanos. NOAA OISST V2.1

¿Nos quedaremos sin oxígeno?

Pero todo esto es el menor de nuestros problemas. Aunque nos preocupa el cambio climático, lo verdaderamente grave es que estamos inmersos en un período de pérdida catastrófica de la biodiversidad conocido como la Sexta Gran Extinción. El ritmo al que se extinguen las especies actualmente debido a nuestro impacto sobre el planeta es similar al que tuvo lugar después del impacto del asteroide que terminó con los dinosaurios.

La extraordinaria diversidad de la vida que caracteriza nuestro planeta se originó en el mar. Durante más de 3.500 millones de años prosperó en su seno, en un ambiente que cambiaba con lentitud.

Hace unos 3.500 millones de años los microorganismos marinos descubrieron como realizar la fotosíntesis. Desde entonces estos microbios fotosintetizadores fueron liberando las ingentes cantidades de oxígeno que hoy se acumulan en la atmósfera. De hecho la gran mayoría del oxígeno que respiras fue producido por estos microorganismos (solo en fechas recientes en términos evolutivos -hace unos 445 millones de años- las plantas vasculares colonizaron la tierra firme).

Y sin fotosíntesis.

Durante las últimas décadas nuestro grupo de investigación se dedicó a estudiar la adaptación de estos microorganismos fotosintetizadores al cambio global antropogénico. En buena parte nuestros estudios resultan tranquilizadores: estos microbios son capaces de adaptarse relativamente rápido a diversas fuentes de contaminación, incluyendo herbicidas y pesticidas, alguicidas diseñados específicamente para destruirlos e incluso a lugares extremadamente contaminados por uranio.

Sin embargo, resultan extraordinariamente sensibles a un pequeño aumento de temperatura y la mayoría de las especies no consiguen adaptarse a una subida de solo unos pocos grados. Muchas especies de microorganismos fotosintetizadores marinos son incapaces de crecer a las temperaturas que ya se están alcanzando en la superficie de numerosos lugares del océano. Y por lo que sabemos al respecto, nunca conseguirán hacerlo.

El problema está en que la mayoría de la vida marina se sustenta a partir de estos microorganismos fotosintetizadores. Diversos grupos de científicos ya están alertando sobre la pérdida de la producción primaria que se está dando en nuestros mares debido al calentamiento.

La producción primaria es el bloque de construcción más básico para la energía y la base de las redes alimentarias en todos los ambientes y ecosistemas. Mediante la fotosíntesis, los productores primarios aprovechan la energía del sol para sintetizar moléculas orgánicas.

Mirando hacia otro lado.

Mientras se prevé un mal escenario, muchos prefieren mirar hacia otro lado. Esperan que el problema no alcance una extrema gravedad en los años que aún les queden por vivir. Luego que los que vengan detrás se apañen.

No cabe duda de que las generaciones futuras, a quienes nuestras irresponsables acciones dificultarán sobremanera sus vidas, nos recordarán como la generación más irresponsable,C egoísta e insolidaria. Pero los campeones de la infamia son quienes pretenden ganar votos con el negacionismo del cambio climático y la sexta extinción.

Mientras miles de científicos brillantes, que sin duda están entre las personas más inteligentes, preparadas y trabajadoras de la humanidad, dedicaron décadas de sus vidas a estudiar el cambio global antropogénico, una catástrofe sustentada por billones de datos cuya recopilación costó un gigantesco esfuerzo económico, negacionistas sin la menor cualificación científica como García-Gallardo de Vox, vicepresidente de Castilla-León, invitan a los jóvenes a preguntarse si el CO2 es un gas contaminante.

A ellos solo pueden aplicárseles las sabias palabras de Albert Einstein: “Merecen el peor de mis desprecios, pues han recibido el cerebro por error, ya que para lo que hacen con la médula espinal les bastaría”.

Por: Eduardo Costas y Victoria López-Rodas.

Eduardo Costas y Victoria López Rodas son Doctores en Biología y Veterinaria, respectivamente, y Catedráticos de Genética en la Universidad Complutense de Madrid.

Sitio Fuente: Levante / Tendencias21