La IA se encamina a una crisis y los gigantes tecnológicos están en pie de guerra
CIENCIAS DE LA COMPUTACIÓN / INTELIGENCIA ARTIFICIAL.
La industria busca reducir su consumo masivo de energía a través de mejores sistemas de refrigeración, chips más eficientes y una programación más inteligente.
La industria de la IA necesita resolver con urgencia el problema del desmedido crecimiento en el consumo energético. / Crédito: TheDigitalArtist en Pixabay.
Los centros de datos de IA podrían consumir el tres por ciento de la electricidad mundial en 2030, el doble de lo que consumen actualmente. Esto podría generar una crisis emergente: las grandes empresas tecnológicas ya están en alerta.
La rápida expansión de la Inteligencia Artificial (IA) apunta a desencadenar una crisis energética global, y los gigantes tecnológicos ya están en alerta máxima. Empresas como Google, Amazon y Microsoft buscan soluciones urgentes para contener la voracidad energética de sus infraestructuras, haciéndolas sustentables a largo plazo.
De acuerdo a un informe de la Agencia Internacional de la Energía (IEA), los centros de datos dedicados a IA podrían consumir hasta el 3% de la electricidad global en 2030, llegando al doble de lo que representan en la actualidad. Alcanzar este nivel de consumo energético obliga a los actores clave de la industria a tomar dos caminos: hacer más eficientes sus sistemas y reducir el consumo u obtener formas para producir más energía.
Avances que no alcanzan para revertir la tendencia.
El desafío es complejo, a pesar de algunos avances. Hace dos décadas, operar un centro de datos, incluyendo sistemas de refrigeración e infraestructura auxiliar, requería tanta energía como alimentar a los propios servidores. Hoy, gracias a avances en eficiencia, el consumo de las operaciones representa apenas un 10% del gasto energético total de los servidores.
Según informa Science Alert, reproduciendo un material de la Agencia France-Presse (AFP), esta optimización se ha logrado principalmente adoptando sensores y sistemas de IA que ajustan la temperatura en zonas específicas y en tiempo real, en lugar de enfriar de manera uniforme edificios enteros.
En el plano del hardware, la apuesta se centra en la refrigeración líquida. A diferencia de los métodos tradicionales, este enfoque hace circular un fluido refrigerante directamente a través de los chips, reduciendo de manera considerable el consumo energético de la climatización. AWS, la división orientada a la "nube" de Amazon, anunció recientemente el desarrollo de su propio sistema de enfriamiento líquido para sus procesadores, evitando así la costosa remodelación de sus centros de datos existentes.
Por otro lado, investigadores de la Universidad de Michigan, en Estados Unidos, han diseñado algoritmos capaces de calcular con precisión cuánta electricidad necesita cada chip de IA, logrando reducciones de entre el 20% y el 30% en su consumo sin sacrificar rendimiento, de acuerdo a AFP.
Una carrera difícil de detener.
A pesar de estos progresos, la rápida evolución de los chips mantiene al alza el consumo energético total de la industria. Cada nueva generación de procesadores es más eficiente, pero su creciente número y potencia empujan el gasto energético global hacia niveles poco sostenibles en el tiempo.
De acuerdo a los expertos, la demanda de construcción de nuevos centros de datos compite con la urgencia de moderar el consumo, dando lugar a una carrera frenética por duplicar o triplicar la capacidad eléctrica disponible. Frente a esto, las firmas líderes han encarado una intensa búsqueda de nuevos recursos y estrategias en distintas partes del planeta.
La tensión también tiene una dimensión geopolítica. En Estados Unidos, el acceso a energía abundante y limpia se considera clave para mantener la ventaja frente a China en la carrera de la IA. A pesar de esto, las empresas chinas ya han demostrado capacidad para optimizar sus modelos con menos potencia de cálculo: por ejemplo, DeepSeek logró igualar el rendimiento de los sistemas líderes reduciendo pasos de entrenamiento y utilizando chips menos potentes.
Más allá de las mejoras en eficiencia, todo indica que el gasto energético global en IA seguirá creciendo. La gran incógnita a resolver es si las empresas pondrán por delante el rédito inmediato de seguir innovando y creciendo a cualquier precio o si, en un momento determinado, dejarán de pisar el acelerador para intentar concretar los cambios que garanticen un crecimiento sostenible.
Por: Pablo Javier Piacente / T21.
Sitio Fuente: Levante / Tendencias21