El conflicto bélico entre Rusia y ucrania ha generado una crisis humanitaria
CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIALES.
- Martha Ortega, académica de la Unidad Iztapalapa de la UAM, habló del tema en entrevista.
Foto: comunicación social.
El conflicto bélico entre Rusia y Ucrania ha provocado el desplazamiento de población ucraniana hacia países de Europa del Este, principalmente Polonia y Rumania, lo cual ha ocasionado que el número de refugiados se incremente y comience a presentarse un mayor rechazo hacia migrantes provenientes de África y Asia, consideró la doctora Martha Ortega Soto, investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
“Aquí tenemos una crisis humanitaria en la que, por supuesto, podemos sentir empatía hacia los ucranianos porque están sufriendo una invasión, pero también su presencia está generando una mayor discriminación hacia otro tipo de migrantes y que no se tengan los recursos suficientes para atender a esta cantidad de población creciente”.
En entrevista la académica adscrita al Departamento de Filosofía de la Unidad Iztapalapa señaló que es un elemento que no debe de perderse de vista, pues hasta ahora a nivel mediático no se remarca lo que están induciendo aquellos que escapan de la guerra en esa nación entre otros migrantes que también huyen de situaciones de miseria y de violencia en sus países de origen y ven en la Unión Europea una especie de edén.
“Con esto no quiero decir que no hay que recibir a los ucranianos, pero hay que entender que cualquier persona que decide migrar, lo hace porque en su lugar de origen no tiene expectativas ni de crecimiento ni de desarrollo”.
Otra repercusión social importante a tener en cuenta es que las familias ucranianas están fragmentadas, pues los varones han sido llamados para defender su nación y evitar migrar, mientras el resto de sus seres queridos salen del país y con ello, dejan buena parte de los bienes con los que podían sobrevivir.
“Si la guerra se prolonga estas familias pierden buena parte del patrimonio que ya tenían construido, entonces cuando todo termine y tengan la oportunidad de regresar se van a encontrar con un país que vivirá un proceso de reconstrucción en el que seguramente no habrá trabajos ni viviendas disponibles, lo cual implica un gran sufrimiento, además de los familiares que quizá ya no vuelvan a ver”.
De acuerdo con la doctora Ortega Soto esto también crea una crisis humanitaria porque las familias se desarticulan y a largo plazo puede crear conflictos entre los propios ucranianos, entre aquellos que tuvieron la oportunidad económica de salir para luego regresar y quienes se quedaron a sufrir la guerra por pertenecer a los sectores sociales menos favorecidos que siempre llevan la peor parte en cualquier contienda y en cualquier situación de violencia.
En el contexto de Latinoamérica y México, indicó que esta conflagración quizá no tenga tantas implicaciones sociales y humanitarias, ya que los desplazados podrían venir a la región en pequeñas cantidades.
“Para nosotros tiene más importancia la migración de la gente que entra por la frontera sur del país con haitianos, venezolanos e incluso cubanos que llegan, piden protección, recursos o visas para desplazarse a Estados Unidos y ellos también que están en una situación de desventaja”.
Si llegaran a venir algunas familias ucranianas –que difícilmente estarían interesadas en emigrar a América Latina– lo harán en las mejores condiciones, porque hasta en los procesos migratorios hay diferencias y jerarquizaciones, además de que “en términos políticos viste más darles asilo a unas cuantas familias de esa nación, que encontrar la solución a todos los refugiados que tenemos en Chiapas, por ejemplo”.
En ese sentido, la profesora del Posgrado en Historiografía en la Unidad Azcapotzalco recordó que incluso el propio gobierno mexicano ha mandado ayuda a Ucrania, pero no ha hecho lo mismo con otros países en conflicto como la República Democrática del Congo, donde también la están pasando muy mal.
Sobre las sanciones mundiales impuestas a Rusia a partir de esta guerra declaró que resultan exageradas, ya que con ello se condena a todo un pueblo que no necesariamente está de acuerdo con la invasión, como se ha visto con las movilizaciones en la Rusia europea.
Para la doctora Ortega Soto estas acciones parecen desmesuradas en términos sociales y lo que se quiere es aislar en el ámbito global a un Estado, estigmatizando a todo un pueblo y, al recibir información de Europa procedente de Estados Unidos, pareciera que en verdad Rusia se ha quedado sola, pero en realidad es más un país asiático que europeo.
“Irán está también en una situación de sanción y tiene muy buenas relaciones económicas, políticas y sociales con Rusia, es decir, las posibilidades que tiene de resistir esta intención de exclusión son altas, porque Europa ya no es todo el mundo como hace cien años cuando tenía colonizada a la mitad del planeta; la extensión territorial, de recursos humanos y naturales que tiene la Federación Rusa son muchísimo más grandes que los que pueden tener buena parte del viejo continente”.
La investigadora de la UAM especializada en Historia mundial y de Europa Oriental espera que el conflicto se solucione a la brevedad, porque “hay que entender que el pueblo ucraniano está siendo una especie de peón en un ajedrez en el que ellos tienen poco que decir y están poniendo los muertos”. Resulta lamentable que pueblos que están en medio de dos potencias tengan que sufrir estos acontecimientos tan terribles, porque la guerra siempre es una situación deleznable, manifestó.
Sitio Fuente: UAM Número 112