Clases de historia ¿para qué?

HISTORIA.

No solo sirve para recordar la noche del 16 de septiembre de 1810.-

En cualquier país, enseñar historia es parte de la formación de los ciudadanos. Sobre ella está fundamentada la identidad de una nación, ya que generalmente aprendemos y tomamos como cierta la historia de nuestro país, de acuerdo con lo que nos enseñan en el aula.

Al respecto el doctor Sebastián Plá Pérez, investigador del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación (IISUE) de la UNAM, comenta que la historia se ha desarrollado como elemento fundamental de la identidad nacional y su función está relacionada con la formación ciudadana, de sujetos y de colectividades.

Agregó que la enseñanza de la historia depende del momento histórico, es decir, está directamente vinculada a lo que el Estado determine en cada periodo y aunque hay una historia oficial, no necesariamente ha sido siempre la misma.

Por ejemplo, en el nivel básico de enseñanza en México, que incluye preescolar, primaria y secundaria, es a través de la Secretaría de Educación Pública donde se decide cuál es el conocimiento histórico más valioso.

Esto cambia a nivel bachillerato y en la universidad. En la primera existen distintos subsistemas que están involucrados en la enseñanza de la historia y en cuanto a las universidades, éstas tienen libertad de cátedra.

“La historia siempre va a ser política, por eso siempre genera mucho debate. No le puedes decir a alguien que no tiene derecho a contar una historia: la historia es comunidad, la interpretación de los acontecimientos históricos es propia o ¿sólo lo reduces a los especialistas? Es un conocimiento social que abarca a todos y todos de alguna manera pueden opinar”, puntualizó.

Perfil del profesor.

El número de historiadores que hay en México no alcanzaría para cubrir ni 2% de todas las clases de historia que tienen que impartirse en el sistema educativo mexicano. Uno de los principales debates que se han planteado es quién debe enseñar historia.

Como parte de esta controversia, surge entonces otra cuestión, ¿cuál debería ser el perfil ideal de un profesor de historia? El Instituto Nacional de Evaluación Educativa ha impulsado ciertos lineamientos relacionados con que el docente tenga conocimientos de gestión escolar, administración, contar con conocimientos en la materia, responder a las condiciones sociales y cumplir con la normatividad.

Al respecto, el doctor Plá, especialista en teoría e investigación en enseñanza de la historia, destacó que un profesor de historia debe tener sensibilidad, conocimiento de la materia, conocer los contextos y ser un intelectual: “debe darse al profesor la libertad de ser un intelectual, quitarle ese yugo de funcionario público que le están poniendo hoy en día con los temas de evaluación tan centralizados”.

Por lo tanto, debe tener libertad para enseñar con base en sus contextos y en sus convicciones. No sólo debe repetir los conocimientos que le dicta el Estado. Sin embargo –aclaró–, no puede ser una libertad de cátedra absoluta, porque hay ciertos conocimientos básicos que los estudiantes deben saber, pero sí es básico que el docente sepa historia y sea un intelectual para conocer y discutir sobre los contenidos que sean relevantes enseñar.

El profesor de historia debe mostrar sensibilidad ante los distintos estudiantes, conocer quiénes son, cómo son sus grupos.

“En la educación tú estás formando subjetividades, estás formando sujetos. Hoy en día lo que predomina son los resultados de aprendizaje a través de las evaluaciones, pero la tradición pedagógica lo que dice es que tenemos que formar sujetos, que sean activos, que tienen derecho a pensar y que el resultado de aprendizaje es una parte, pero lo más importante es la creación de esa subjetividad y ésta implica mucho la sensibilidad del profesor”.

¿Didáctica o enseñanza de la historia?.

Existen varios conceptos que se pueden utilizar para referirse a la enseñanza de la historia. Estos dependen y varían en cada país. Didáctica de la historia en naciones como España o Alemania sería similar a lo que en México se conoce como enseñanza de la historia y está relacionada no sólo en cómo se enseña, sino para qué se enseña, el tipo de historia que se presenta, los diseños curriculares, etcétera.

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De acuerdo con el investigador, en México sí hay una pequeña diferencia entre ambos conceptos. Didáctica de la historia estaría más enfocada a la producción de materiales didácticos, a las estrategias de enseñanza por parte del profesor y a los mecanismos de evaluación. Por su parte, enseñanza de la historia abarcaría aspectos sobre la formación de profesores, la producción de materiales y el desarrollo de investigación, entre otros.

Otros conceptos relacionados con esto serían docencia de la historia y educación histórica. La primera se enfoca en qué es ser un maestro de historia y la segunda (comúnmente utilizada en Estados Unidos) es cómo alfabetizar en el conocimiento histórico y en las habilidades de los historiadores para poder pensar los acontecimientos sociales sobre todo con una dimensión diacrónica, mirando al pasado y proyectando su interpretación hacia acciones futuras.

De esta manera, el investigador consideró que la enseñanza de la historia puede generar espacios de reflexión dependiendo de los contextos y los momentos históricos y teniendo en cuenta “que sí hay un vínculo entre la enseñanza de la historia, la disciplina profesional y el derecho que todos tenemos a la historia”, concluyó.

Por María Luisa Santillán.

Sitio Fuente: Ciencia UNAM

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