Google logra gestionar el vuelo de seis drones sin que choquen entre sí

    Una de las mayores barreras para el despliegue de drones repartidores, inspectores de infraestructuras y y de salvamento es la falta de un sistema de control -de tráfico aéreo que evite que choquen. Pero este proyecto piloto con apoyo de la NASA lo ha conseguido.

    Volar un dron es bastante fácil. Pero asegurarse de que no chocan cuando hay miles de ellos en el mismo espacio aéreo es bastante más complicado. Afortunadamente para el futuro de los drones, el laboratorio X de Alphabet ha estado desarrollando su propia solución.

     

    La visión de un cielo lleno de aeronaves autónomas ya no es tan ridícula como parecía antes. Amazon ya ha realizado entregas mediante cuadricópteros en Reino Unido y una start-up llamada Zipline ha demostrado que sus drones con alas son capaces de entregar suministros médicos a centros de salud remotos en Ruanda. Si a eso le sumamos la posibilidad de drones de prospección e inspección de infraestructuras, la posibilidad de que un gran número de ellos se eche a volar muy pronto es cada vez más realista.

    Y la mayor barrera para que el cielo se llene de drones es la capacidad de garantizar que lo hagan de forma segura y ordenada. Ya que muchos de ellos volarán a altitudes relativamente bajas por núcleos urbanos, las posibilidades de una colisión aumentarán a medida que crezca el número de aparatos voladores. De hecho, la falta de control de tráfico de drones suele mencionarse como una de las mayores barreras a las que se enfrenta la adopción de las entregas aéreas.

    El Proyecto Wing (ala) de Alphabet, la parte del laboratorio proyectos alocados de la empresa conocida como X dedicada a las entregas por dron, ha estado colaborando con la NASA y la Administración Federal de Aviación de EEUU (FAA, por sus siglas en inglés) en nuevos sistemas capaces de impedir que las aeronaves no tripuladas choquen entre sí. Hemos informado anteriormente sobre los experimentos de la NASA para crear sistemas similares, pero el pasado martes los investigadores de Alphabet probaron su nueva tecnología en una zona de pruebas de drones aprobada por la FAA.

    El experimento utilizó seis drones. Tres pertenecían al proyecto Wing, y recogían y dejaban paquetes como si estuvieran haciendo entregas reales. Mientras tanto, dos drones de Intel y un tercero de Virginia Tech realizaron misiones simuladas de búsqueda y rescate. Cada aeronave fue pilotada por su respectivo propietario, y compartía la información de la ruta de vuelo de forma inalámbrica con el software de sistema de gestión de tráfico aéreo de aeronaves no tripuladas del proyecto Wing.

    El sistema analiza constantemente hacia dónde se dirige cada dron, advierte cuando pueden ocurrir colisiones, planifica nuevas rutas y luego actualiza las rutas de vuelo de las aeronaves en consecuencia sin que los pilotos tengan que tomar ninguna medida (aunque sí notifica a los operadores para informarles de lo que está sucediendo). El mismo sistema podría permitir que la FAA designara zonas de exclusión aérea de forma dinámica para que las aeronaves no tripuladas pudieran evitar, por ejemplo, un incendio.

    La buena noticia: ninguno de los drones chocó con otro. La mala noticia: sólo había seis drones. Pero el equipo del proyecto Wing afirma tener planes de "abordar más vuelos simultáneos y navegar entornos de mayor complejidad" en el futuro. Aun así, no espere que al mirar por la ventana ya haya un dron entregando un paquete. La FAA no espera terminar de definir sus estándares anticolisión hasta por lo menos 2019.

    Por Jamie Condliffe | traducido por Teresa Woods.

    Sitio Fuente: MIT

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