Yo decidí quedarme

    La historia de Said Touati.-

    ©Nikos Economopoulos/Magnum Photos for FAO.

    Said Touati vive con su madre, de 90 años, en Tajerouine, al noroeste de Túnez, un área seca y remota cercana a la frontera con Argelia. Es una región agrícola sin grandes industrias alrededor.

    A pesar de tener un título universitario en matemáticas, Said estuvo desempleado 12 años.

    Aparte de sus estudios en la universidad, también aprendió con su padre a trabajar con el ganado, pero para criar ovejas Said necesitaba recursos que no tenía. Aunque le gustaba trabajar con los animales, su situación financiera no era lo suficientemente buena como para emprender la cría de ovejas por sí mismo.

    “Esta zona es aislada y la mitad de la población se marchó, pero yo me quedé”, dice Said.

    Más de 1,2 millones de tunecinos viven en el extranjero. Muchos migran a países vecinos de Europa occidental en busca de oportunidades laborales.

    “Estaba pensando en migrar, pero decidí quedarme en mi país”.

    Said estaba listo para migrar a Italia, siguiendo a otros hombres de su comunidad. “Pero decidí quedarme en mi país y en mi tierra. Vivo con mi madre y soy el sostén de la casa. No puedo dejarla sola”, dice con lágrimas en los ojos.

    En 2016, Said fue seleccionado junto con más de cuarenta jóvenes para participar en el proyecto sobre la Movilidad de los jóvenes rurales de la FAO, financiado por la Cooperación Italiana al Desarrollo e implementado en colaboración con la Agencia para la promoción de las inversiones agrícolas (APIA). El proyecto se desarrolla en zonas propensas a la migración de Túnez y Etiopía, y tiene por objeto proporcionar capacitación y equipos a los jóvenes rurales desempleados para que propongan e inicien sus propios negocios en el sector agrícola.

    Gracias al proyecto de la FAO, Said aprendió a gestionar una granja ecológica y recibió un rebaño de 55 ovejas. Su primo también le ayudó compartiendo con él parte de su terreno para que crie sus ovejas.

    “Había perdido la esperanza debido al desempleo en la región, pero el proyecto de la FAO me dio una oportunidad”, comentó Said.

    Ahora Said tiene la opción de ganarse la vida en su propia comunidad y la migración ya no parece como el único camino viable para salir de la pobreza.

    “Quiero tener mucho ganado y contratar a muchos trabajadores para dar oportunidades a mi gente”.

    La FAO está trabajando para dar a la gente, especialmente a los jóvenes, oportunidades decentes de empleo que les permita su propio desarrollo y que luego les habilite para tomar las mejores decisiones. La migración debería ser una opción, y mediante la inversión en los medios de subsistencia de las personas la FAO está ayudando a hacerlo posible.

    Sitio Fuente: FAO

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