Nace sistema de alarma contra tormentas solares

C. PURAS / FÍSICA.

Por: Dr. Alfredo Sandoval Villalbazo, académico del Departamento de Física y Matemáticas de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México y miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI)
-  El satélite ACE permitirá prevenir catástrofes  causadas por flujos de partículas provenientes del Sol.

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Tormenta solar (Foto: cdn.elciudadano.cl).

Las redes complejas de energía eléctrica son indispensables en la actividad cotidiana contemporánea. Actividades tales como las operaciones bancarias, la distribución de agua en las ciudades y la organización de rutas de transporte internacionales dependen del suministro de electricidad. En este contexto, es indispensable identificar factores de alto riesgo que impidan el funcionamiento de las redes de producción a gran escala.  Entre ellos, uno de los más difíciles de prevenir es la actividad solar anómala de gran intensidad.

En 1989, millones de personas quedaron en completa obscuridad en el área de Quebec, Canadá, debido a flujos de partículas ionizadas producidas en el Sol. En 2003, otros eventos semejantes afectaron seriamente  a la red eléctrica  de Sudáfrica y a una planta de energía atómica sueca, la cual tuvo un delicado problema de sobrecalentamiento debido a que la actividad solar entorpeció el sistema de control de temperatura del reactor nuclear (ello pudo causar un evento semejante al de Fukushima, cuando un tsunami afectó al sistema de enfriamiento en dicha planta).

Ante estos hechos, se hizo evidente la necesidad de crear un sistema de alarma capaz de alertar eficientemente a las poblaciones afectadas por este tipo de tormentas.

Tormenta solar es el término que se asigna cuando importantes cantidades de partículas  provenientes del Sol ingresan a nuestra atmósfera. Estas partículas poseen carga eléctrica y por ello afectan sistemas de comunicación y producción de energía. Aunque el campo magnético de la Tierra proporciona un formidable escudo contra este tipo de flujos, en ocasiones las intensidades y las direcciones de éstos son tales que las partículas son capaces de evadir esta defensa geofísica.

A pesar de que los observatorios terrestres pueden monitorear fácilmente la actividad solar, los puntos de impacto de este tipo de tormentas son tanto o más difíciles de predecir que  los de los huracanes. Monitorear el Sol no es suficiente para realizar predicciones detalladas sobre los efectos de las tormentas en la Tierra. Para el caso de los huracanes recién formados, los satélites generan datos que alimentan modelos matemáticos, que a su vez permiten establecer trayectorias, intensidades y medidas de alerta.

En este mismo tenor, la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de los Estados Unidos (NOAA, por sus siglas en inglés) ha emplazado un satélite situado a 1.5 millones de kilómetros de nuestro planeta  para precisar la intensidad y trayectoria de las tormentas solares y así lograr alertar a las regiones afectadas.

El sistema de monitoreo comenzará a funcionar a finales de septiembre del presente 2016 y los resultados de los estudios sobre la peligrosidad de la actividad solar serán compartidos públicamente en el sitio web de la NOAA (notas al pie 1 y 2). En el caso de que exista un escenario semejante al de la planta nuclear sueca se tendrá un tiempo de respuesta de entre 20 minutos y una hora para aplicar medidas que permitirán evitar catástrofes.

La NOAA ha llamado a este satélite ACE: Explorador Avanzado de Composición (Advanced Composition Explorer), siendo éste  el primero de una generación que permitirá conocer estas facetas de la actividad solar con detalle no antes visto en la historia humana. En un contexto más amplio, los datos recabados por ACE contribuirán a adelgazar un poco más a la región que separa lo que podemos predecir de forma precisa de aquello que elude la certidumbre,  y que en nuestra ignorancia acostumbramos atribuir a la circunstancia o al azar.

Sitio Fuente: Ibero