“Lotería 43: metáfora de una búsqueda”, esfuerzo colectivo en honor de los normalistas de Ayotzinapa

Más de 100 personas participaron con pinturas y textos plasmados en 67 cartas de este popular juego mexicano.

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Como un rescate de la memoria a través de la plástica y la poesía, el proyecto Lotería 43: metáfora de una búsqueda, representa un esfuerzo colectivo de 100 personas que por medio de la iconografía propia de este popular juego mexicano, reflexionan respecto de protagonistas y situaciones de la lucha por encontrar a los normalistas de Ayotzinapa, quienes el próximo 26 de septiembre cumplen dos años de su desaparición.

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Esta exposición fue montada en la biblioteca Manuel Rodríguez Lapuente, del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH), de la Universidad de Guadalajara (UdeG). Se trata de 67 cartas elaboradas por artistas plásticos, y acompañadas por 67 textos de poetas y académicos de la UdeG.

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En el auditorio Adalberto Navarro Sánchez, con la presencia de los artistas participantes y parientes de los normalistas de Ayotzinapa, ante un nutrido público, los coordinadores intelectuales del proyecto, las doctoras Claudia Bermejo Pérez y Carmen Chinas Salazar, y el maestro Santos Urbina Mendoza, detallaron cómo nació esta “Lotería 43”.

La doctora Carmen Bermejo aseveró que se trata de una metáfora de la lucha por la justicia y un proyecto que reúne voluntades de maestros de sociología, psicología, alumnos de arte, artistas plásticos de reconocida trayectoria, poetas, escritores y personas comprometidas con la causa de Ayotzinapa.

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“Nos hubiera gustado que los motivos del arte fueran otros y no una tragedia, pero cuando estas son las necesidades, el arte surge como respuesta para evidenciar y llevar a través del pincel y de la palabra, la voz de todos a quienes han silenciado, de todos a quienes les han desaparecido sus rostros. Los universitarios tenemos compromiso social con nuestros hermanos y más aún con los más desprotegidos, que son quienes están siendo pisados por el sistema”.

El juego de cartas está dividido de la siguiente manera: 43 cartas dedicadas a los normalistas desaparecidos, otras dos a los hermanos caídos Julio César Ramírez Nava y Daniel Solís Gallardo.

Otras cartas plasman a los personajes que harán renacer la esperanza de México, como “El corazón” (que representa el amor), “El maestro” (la lucha del magisterio ante la reforma educativa, que no se rinde ante el sistema opresor), “La mano” (la solidaridad social). También aparecen los enemigos de la verdad, como “El diablo” (encarnado en el presidente de la república), “Las jaras” (el tráfico de armas), “El alacrán” (el veneno de los medios de comunicación), “La dama” (la prostitución de las leyes), “La bota” (la opresión del Estado), “La bestia” (la migración forzada), la justicia cansada (con el exprocurador general de justicia) y “La muerte”, entre otras.

Con voz quebrada, Hermenegildo Ortega, tío de Mauricio Ortega, uno de los normalistas desaparecidos, afirmó que proyectos de este tipo alimentan su esperanza, que contrastan con las campañas de desprestigio que han emprendido en su contra los medios de comunicación.

“Sabemos que lo hicieron con sacrificio y amor. Esto no solo es para nosotros, sino que en estos dos años nos danos cuenta que ha sido para todos los que sufren lo mismo. En Jalisco también hay muchos desaparecidos, y tenemos que levantar la voz en todo México. Los invitamos a las marchas del próximo 26 de septiembre, porque tenemos que seguir".

Acudieron a la inauguración, la coordinadora de investigación del CUCSH, Martha Vergara Fregoso, en representación del rector del CUCSH, doctor Héctor Raúl Solís Gadea y el maestro Igor González Aguirre, jefe del Departamento de Sociología del CUCSH, quienes coincidieron en que esta exposición podría llegar a otros espacios universitarios o externos.

En el acto, los presentes pudieron jugar. Los coordinadores intelectuales del proyecto "cantaban" las cartas para colocar frijoles en el casillero de cada personaje que “iba saliendo”. Quienes lograban llenar los cartones, en lugar de “¡lotería!”, gritaban "Ayotzinapa vive".

Texto: Julio Ríos / Fotografía: Abraham Aréchiga.

Sitio Fuente: UdeG